Historia de la implantología y la oseointegración, antes y después de Branemark.
DOI:
https://doi.org/10.20453/reh.v23i1.46Resumen
En 1911 los traumatólogos inmovilizaban fracturas óseas con dispositivos de acero inoxidable con contenido férrico, teniendo como secuela la corrosión. En 1932 el Vitallium, una aleación exenta de hierro, fue considerada ideal, no corrosiva y biocompatible para estos nes. En 1940 un estudio en fémur de gatos comparó la corrosión del vitallium (gold estándar) respecto a otros metales, entre ellos el titanio. Histológica y radiográ camente el titanio produjo menos efecto in amatorio y corrosivo comparado al vitallium. Este estudio describe la característica inédita del titanio de “soldarse” al hueso. En 1951 se probaron tornillos experimentales de titanio en fémur de ratas, los cuales se “soldaron” al hueso, la conclusión fue que estos estaban en desventaja respecto a los de acero quirúrgico, ya que debían retirarse fácilmente para evitar secuelas. En 1959 Branemark estudiando la reparación ósea mediante microscopia vital, implantó en el peroné de conejos, dispositivos trans-óseos de titanio, consciente de su biocompatibilidad. Al intentar retirar estos dispositivos, le impresionó la intensidad de la unión hueso-titanio nombrando a esta característica como óseo integración. Aplicó esta característica única para estabilizar dentaduras postizas, experimentando en mandíbulas de perros. En 1965 implantó dispositivos de titanio exitosamente en una mandíbula humana. Patentó su sistema de implantes dentales con la rma sueca Nobel Pharma.Descargas
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