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INVESTIGACIÓN ORIGINAL / ORIGINAL RESEARCH
Castillo E. y col.
Determinación del índice cardíaco vertebral en perros de raza mestiza
Salud tecnol. vet. 2020;1:14-18
INTRODUCCIÓN
Las radiografías torácicas son esenciales en la
evaluación de los animales en los que se sospecha
de una enfermedad cardíaca (Carrillo, Grandez &
Dávila,2011). Sin embargo, en ocasiones los estudios
pueden ser frustrantes porque los cambios radiológicos
pueden no ser especícos (Escobedo, 2009). Este
tipo de instrumento diagnóstico nos ayuda a valorar
la dimensión y la forma de la silueta del corazón, sus
estructuras adyacentes como los pulmones y diferentes
tipos de vasos sanguíneos. De igual forma nos permite
valorar la gravedad de una cardiopatía, la evaluación y
ecacia del tratamiento propuesto (García, 2013).
Para la evaluación radiográca cardíaca, se emplea
las proyecciones latero lateral derecha (L-L) y dorso
ventral (D-V), pudiendo medirse el índice cardíaco-
vertebral (ICV) con la primera proyección (Carrillo
et al., 2011). La misma que debe realizarse en fase
inspiratoria, debiendo considerarse que una toma en
expiración da una falsa percepción de cardiomegalia,
debido a que la cavidad torácica disminuye al
no existir una cantidad considerable de aire, sin
embargo, el tamaño cardíaco sigue siendo el mismo.
Radiológicamente el corazón es el órgano mediastínico
más grande de la cavidad torácica, posee una forma
cónica y se encuentra ubicado en forma oblicua, su
base está localizada dorso-craneal y caudo-ventral
en relación al ápice. La silueta cardíaca incluye el
pericardio que contiene en su interior líquido y grasa
(Agut y Soler, 2014a,b).
La evaluación radiográca del tórax es en una
técnica diagnóstica idónea, que requiere de buen
conocimiento anatómico debido a las particularidades
de cada raza. La calidad de imagen radiológica depende
de varios factores como la técnica, posicionamiento,
el has de rayos X centrado, un potencial alto de mA
y Kv razonable acorde al ancho del tórax, condición
corporal y masa muscular del paciente, con un bajo
mAs (Carrera, 2014).
En la radiografía torácica se debe observar
perfectamente las líneas del diafragma sin estar
expuesto ningún órgano o tejido. Las costillas no
deben presentar ninguna imagen borrosa y los lóbulos
craneales deben tener un tono marcado de nitidez. Las
uniones costocondrales de cada lado deben estar al
mismo nivel, y la columna no debe estar opacada por
la curvatura dorsal de las costillas. En la radiografía
de tórax, se debe vericar que no existan variaciones
anatómicas para lo cual se deben tomar en cuenta los
siguientes parámetros, edad, sexo, raza, conformación
anatómica y condición corporal (Exposito, 2017), y se
recomienda usar un elevado kilo-voltaje de 90 a 150 y
bajo mili amperaje.
Para la valoración de la silueta cardíaca existen
métodos subjetivos como: 1) número de espacios
intercostales, en el cual se valora el tamaño del corazón
en función de los espacios intercostales que ocupa su
silueta, siendo el diámetro cráneo-caudal del corazón
de aproximadamente 2.5 espacios intercostales en
razas de perros de tórax estrechos y hasta 3.5 en razas
de perros de tórax ancho. 2) Contacto esternal, se
valora el tamaño del corazón en función del número
de esternebras que están en contacto con la silueta
cardíaca. Se considera cardiomegalia cuando el
corazón contacta con más de tres esternebras. 3) Ratio-
corazón-tórax, se compara el tamaño del corazón con
el tamaño de la cavidad torácica, para ello se traza
una línea que una la carina y el ápex cardiaco (S1) y
otra línea al mismo nivel que una los límites ventral
y dorsal de la cavidad torácica (S2), el cociente S1/
S2 proporciona la ratio. Se describe cardiomegalia
cuando la silueta cardiaca es superior al 75% del tórax.
La subjetividad de los criterios radiográcos para
valorar la cardiomegalia generó la necesidad de
disponer de algún criterio radiográco objetivo
que pudiera precisar mejor la presencia o ausencia
de cardiomegalia eliminando factores de variación
(raza, sexo, peso edad). En este sentido, Buchanan
y Bucheler (1995) determinaron el índice cardiaco
vertebral (ICV) como nuevo método para evaluar el
tamaño cardíaco de forma más objetiva. Establecieron
el eje cardiaco mayor partiendo del límite ventral de
la carina hasta el punto más distante del ápex cardiaco
y, perpendicular a este, el eje cardiaco menor en la
zona de máxima amplitud cardiaca. Ambos ejes se
traspusieron de forma paralela a la columna vertebral,
al inicio del cuerpo de la cuarta vértebra torácica (T4)
y se cuanticó el número de cuerpos vertebrales que
ocupa la suma de ambos ejes, obteniendo un rango
de normalidad de 9.7±0.5 vertebras (v), con un rango
de distribución normal entre 8.5 y 10.6 cuerpos
vertebrales (Liste, 2010).
MATERIAL Y MÉTODOS
La investigación trabajó con 33 perros de ambos
sexos, de raza mestiza, clínicamente sanos, con pesos
de 6 a 15 kg y edades de 1 a 5 años. Se seleccionaron
pacientes sin antecedentes de patologías cardiacas,