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ARTÍCULO ORIGINAL Calderón García R.
La percepción docente sobre las tutorías en el contexto del COVID 2019
Rev Psicol Hered. 2021; 14(1):21-28.
INTRODUCCIÓN
Los sistemas educativos mundiales se están viendo
afectados por la contingencia sanitaria por pandemia
por el virus de la covid-19, lo que produjo que en
marzo del 2020 las escuelas cerraran sus puertas por
medidas de prevención. Esto ha provocado acciones
para una docencia remota de emergencia. Hodges et
al. (2020) han denominado a esta fase de educación
enseñanza remota de emergencia (Emergency Remote
Teaching, ERT), al considerar un cambio temporal
de la educación presencial ante las circunstancias de
crisis sanitaria.
De acuerdo con la United Nations Educational,
Scientic and Cultural Organization [UNESCO]
(2020), el cierre de escuelas agrava las desigualdades
en la educación y afecta de manera desproporcionada
a los niños y jóvenes más vulnerables. Por lo que se
debe asegurar la continuidad, la inclusión y la equidad
en la educación.
En el caso de la educación superior, las afectaciones
se han solventado mediante la educación en línea.
Para ello, se ha intensicado el uso de plataformas y
recursos digitales para garantizar la continuidad del
aprendizaje. De acuerdo con la UNESCO-IESALC
(2020), este es el experimento más audaz en materia de
tecnología educativa, inesperado y no planicado que
deberá ser evaluado y aprender de las buenas prácticas
que surjan de esta modalidad. Entre las principales
problemáticas en torno a los estudiantes de pregrado
que ha detectado la UNESCO en Iberoamérica se
encuentran “la conectividad a internet, las cuestiones
nancieras y las dicultades para mantener un horario
regular que, probablemente, puedan asociarse con
unas formas de enseñanza y aprendizaje que ya desde
la escuela no fomentan la autorregulación de los
aprendizajes” (UNESCO-IESALC, 2020, pág. 16), a
lo que se agregan las dicultades para el manejo de
las plataformas virtuales y la ausencia de las prácticas
profesionales.
Como una necesidad de dar continuidad y
seguimiento a las actividades académicas en el nivel
superior, desde décadas pasadas se ha implementado
en las universidades la gura de la tutoría como un
proceso para mejorar sensiblemente tanto la calidad
como la pertinencia y la equidad del proceso educativo
(Narro & Arredondo, 2013).
Para el caso de la Universidad de Guadalajara, la
tutoría académica
es el proceso de acompañamiento, personal y
académico, permanente del estudiante, centrado
en el logro de una formación integral que se orienta
a identicar de manera conjunta con el alumno, los
factores y situaciones que dicultan o enriquecen
el aprendizaje desarrollando estrategias de apoyo
para evitar el rezago, y la deserción para elevar
la eciencia terminal y favorecer el desarrollo de
las competencias en los estudiantes. (Universidad
de Guadalajara [UDG], 2007, p. 28).
En este sentido, la tutoría pretende dar un
acompañamiento a los estudiantes de pregrado para
el logro de sus aprendizajes y trayectorias escolares;
por lo tanto, esta gura juega un papel muy importante
dentro de la formación del estudiante y en especial en
tiempos en los cuales la docencia no se está llevando
de manera tradicional.
De igual manera, Narro y Arredondo (2013)
consideran que la tutoría es el proceso educativo
intencionado que consiste en el acompañamiento
cercano al estudiante, sistemático y permanente, para
apoyarlo y facilitarle el proceso de construcción de
aprendizajes de diverso tipo: cognitivos, afectivos,
socioculturales y existenciales.
Dentro de la revisión de la literatura reciente
respecto a la tutoría en tiempos de la educación remota
de emergencia encontramos que Díaz et al. (2020)
proponen un conjunto de acciones para los tutores
mediante vías virtuales, desglosadas en tres etapas:
Planicación, ejecución y evaluación. Mientras que
Camacho et al. (2020) mencionan que la tutoría
debe contener elementos de interactividad como una
propuesta pedagógica y el aprendizaje cooperativo en
la educación a distancia. Por lo que la tutoría presencial
se traslada a ser una virtual en la que el docente juega
un papel primordial, al ser quien acompaña, orienta,
motiva y evalúa a los estudiantes en sus actividades
académicas desarrolladas en el Ambiente Virtual de
Aprendizaje (Carmo y Pádua, 2019).
Como antecedentes de la tutoría virtual
encontramos los trabajos realizados por Montserrat
et al. (2007), García et al. (2012) y Martínez et al.
(2016). Dichos autores rescatan las potencialidades
del uso de las Tecnologías de la Información y
la Comunicación (TIC) en el aprendizaje de los
estudiantes, por tal motivo consideran que son una
herramienta para propiciar encuentros y ambientes de
comunicación exibles, independientemente de las
barreras espaciales y temporales.