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ARTÍCULO DE REVISIÓN / REVIEW ARTICLE
Rev Neuropsiquiatr. 2022; 85(2): 117-126
Esta obra está bajo
una Licencia Creative Commons
Atribución 4.0 Internacional.
1 Unidad de Trastornos Cognitivos, Neuromedicenter, Quito, Ecuador.
2 Servicio de Rehabilitación y Terapia en Salud Mental, Hospital Integral de Atención al Adulto Mayor. Quito,
Ecuador.
a Máster; ORCID ID: http://orcid.org/0000-0003-4297-2986
b Médico; ORCID ID: http://orcid.org/0000-0002-0893-5893
Manifestaciones cognitivas y neuropsiquiátricas
de COVID-19 en el Adulto Mayor con y sin
demencia: Revisión de la literatura.
Cognitive and Neuropsychiatric Manifestations of COVID-19 in elderly people with and without dementia:
A literature review
Paulina E. Bombón-Albán 1 a, Johanna V. Suárez-Salazar 2,b.
RESUMEN
Durante la pandemia del síndrome agudo respiratorio severo por COVID-19, la demencia se ha identicado como
desproporcionadamente común en los adultos mayores de 65 años que desarrollaron un cuadro viral grave. El
Consorcio Internacional de infecciones respiratorias agudas graves y emergentes conrma una alta prevalencia
de hospitalizaciones en adultos mayores con demencia. Esta sub-población presenta, en su mayoría, una variedad
de comorbilidades, en particular, la fragilidad que puede exacerbar aún más el riesgo de infección muy severa.
Además, hasta un tercio de los pacientes con COVID-19 pueden presentar secuelas cerebrales o neurológicas,
efectos directos (infección viral de las neuronas, efectos vasculares) e indirectos (respuesta inmunológica del
huésped, impacto del tratamiento). Esta revisión plantea la posibilidad de que la infección pueda acentuar cualquier
enfermedad neurodegenerativa preexistente. Por otro lado, varios estudios han descrito que una proporción de
pacientes presenta despues del alta hospitalaria, deterioro cognitivo, ánimo deprimido, ansiedad, insomnio y
manifestaciones de trastorno por estrés postraumático. Enfermedades crónicas como la demencia está asociada con
tasas más altas de hospitalización y mortalidad, y exacerba aún más la vulnerabilidad de los adultos mayores y el
colapso en sus cuidadores.
PALABRAS CLAVE: Adultos Mayores, cognición, COVID-19, demencia, enfermedad de Alzheimer,
envejecimiento.
SUMMARY
During the severe acute respiratory syndrome due to the COVID-19 pandemic, dementia has been identied as
disproportionately common in elderly people than 65 years who develop a serious viral infection. Data from the
International Consortium on Severe and Emerging Acute Respiratory Infections conrmed a high prevalence of
dementia in elderly people hospitalized. Dementia is likely to be associated with a variety of comorbidities, in
particular, frailty, which can further exacerbate the risk of serious infection. In addition, up to a third of patients
with COVID-19 have demonstrated cerebral/neurological sequelae with direct (brain infection, vascular eects)
and indirect (host immune response, treatment impact) eects. It is possible that the infection may accentuate
Rev Neuropsiquiatr. 2022; 85(2): 117-126
DOI: https://doi.org/10.20453/rnp.v85i2.4229
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Bombón-Albán P, et al.
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any pre-existing neurodegenerative disease. Several studies have described cognitive decline, depressed mood,
anxiety, insomnia, and post-traumatic stress disorder in a proportion of patients after discharge. Therefore, chronic
illnesses, such as dementia, can be associated with higher hospitalization and mortality rates, and may exacerbate
the vulnerability of elderly people and the breakdown of their caregivers.
KEYWORDS: Elderly people, cognition, dementia, Alzheimer Disease, aging.
sin respuesta. Para abordar esta laguna teórica, la
comunidad cientíca ha sido muy activa en el intento
oportuno de recopilar datos clínicos de las poblaciones
de interés. No obstante, el resultado de tales esfuerzos
por aportar información en el contexto de la pandemia
por COVID-19 ha dado lugar hallazgos relevantes
pero dispersos (10), por lo que el objetivo de esta
revisión narrativa de la literatura pretende describir
las manifestaciones cognitivas y neuropsiquiátricas
de COVID-19 en los adultos mayores con y sin
demencia.
MATERIAL Y MÉTODOS
Con el n de identicar publicaciones
relevantes sobre las manifestaciones cognitivas y
neuropsiquiátricas de COVID-19 en los adultos
mayores con y sin demencia, las autoras de la
presente revisión realizaron de forma simultánea
una búsqueda bibliográca de títulos y resúmenes en
Pubmed y LILACS en junio del 2021 utilizando los
siguientes términos MeSH: “SARS-CoV2,” “Mild
Cognitive Impairment,” “Alzheimers Disease,”
“Dementia,” “Psychology,” “Psychiatry,” “Mental
Health,” y “Elderly,” entre múltiples combinaciones
con los conectores AND y OR. Se restringió el
criterio de búsqueda a revisiones, metaanálisis,
estudios controlados aleatorizados y estudios clínicos
originales. Se seleccionaron los estudios publicados en
inglés o español. Se excluyeron estudios con objetivos
incompatibles con el alcance de la revisión narrativa
tal como, estudios sobre poblaciones distintas a las
de interés (por ejemplo, niños, adolescentes, adultos
jóvenes / de mediana edad, personal médico o muestras
generales de participantes que no incluyen un grupo
distintivo de los adultos mayores), estudios centrados
en la enfermedad y los mecanismos de tratamiento
y estudios que investiguen otros aspectos clínicos o
sociales / psicosociales que no sean relevantes para
esta revisión narrativa. No se impusieron restricciones
basadas en la fecha de publicación. Se eliminaron los
estudios duplicados. Se seleccionaron los estudios
de forma cualitativa hasta completar la información
relevante de acuerdo con el objetivo de la revisión
narrativa. A continuación, se sintetiza el contenido
INTRODUCCIÓN
Desde el inicio de la pandemia, se han planteado
preocupaciones particulares para proteger a las
personas clínicamente más vulnerables de nuestra
sociedad, incluidos los adultos mayores es decir,
personas mayores de 60 años. Los análisis realizados
con datos clínicos acumulados durante el primer
semestre de 2020 y modelos de predicción mostraron
claramente que los adultos mayores son particularmente
vulnerables a la infección por la enfermedad por
coronavirus 2019 (COVID-19) (1), especialmente si
se ven afectados por comorbilidades como la demencia
(2). El bienestar mental de los adultos mayores con
deterioro cognitivo que se aíslan socialmente es otra
particularidad que se considera de alto riesgo, por lo
que es imprescindible un manejo clínico minucioso e
integral en esta población, especialmente para quienes
viven en centros de larga estancia, ya que hasta el 98%
de los adultos mayores pueden presentar síntomas
cognitivos y neuropsiquiátricos (3,4). De hecho, se
ha observado una asociación signicativa entre el
aislamiento social, la salud mental (5) y la disminución
de los niveles de habilidades cognitivas (6) en los
adultos mayores y parece estar mediado por la soledad,
es decir, la percepción subjetiva del aislamiento social.
Además, se ha encontrado que una mayor soledad se
asocia signicativamente con un volumen cerebral
reducido en áreas del lóbulo temporal medial izquierdo
involucradas en la memoria y severamente afectadas
por la enfermedad de Alzheimer (EA) (7). Asimismo,
estudios propusieron que tanto el compromiso social
deciente (por ejemplo, vivir solo, tener una red
social limitada, baja frecuencia de contacto social o
apoyo social inadecuado) (8), y la soledad (9), pueden
aumentar signicativamente la probabilidad de
desarrollar demencia. Por lo tanto, un entorno social
repentino y drásticamente empobrecido puede ser
particularmente perjudicial para los adultos mayores y
puede contribuir a empeorar el envejecimiento cerebral
y los procesos relacionados con la neurodegeneración
(10). Sin embargo, muchas de las preguntas que
surgen en torno a los posibles efectos perjudiciales
de la pandemia sobre las manifestaciones cognitivas
y neuropsiquiátricas en los adultos mayores siguen
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de los estudios revisados y que se consideraron más
relevantes para el articulo de revisión.
Mecanismos involucrados en las manifestaciones
cognitivas y neuropsiquiátricas de COVID-19 en el
adulto mayor con y sin demencia
Las causas subyacentes de las manifestaciones
cognitivas y neuropsiquiátricas relacionadas con
COVID-19 y los mecanismos involucrados en los
adultos mayores con posible deterioro cognitivo
persistente no se comprenden por completo en la
actualidad, pero probablemente sean multifactoriales.
Estos factores incluyen la infección viral directa del
sistema nervioso, la respuesta inamatoria sistémica
al virus, la isquemia cerebrovascular por disfunción
endotelial o coagulopatía severa, el uso de ventilación
invasiva y sedación, junto con efectos secundarios de
los fármacos utilizados en el tratamiento de COVID-19
y la disfunción de órganos periféricos (11-13). El
síndrome agudo respiratorio grave por coronavirus
2 (SARS-CoV-2), al igual que otros coronavirus,
muestra cierto neurotropismo. Se han planteado varias
hipótesis relacionadas a métodos potenciales para
la propagación intracraneal de coronavirus: ataque
hematógeno directo y ascenso retrógrado a través
de bras nerviosas periféricas del tracto respiratorio
superior (11,14). El SARS-CoV-2 usa las proteínas
SPIKE ubicadas en su supercie para unirse al
receptor de la enzima convertidora de angiotensina
2 (ECA2) en células huésped (15). Se ha encontrado
que el receptor de la ECA2 se expresa ampliamente
en neuronas y células gliales (16). Existe evidencia
de muerte neuronal después de una infección cerebral
por el SARS-CoV-2 a través del bulbo olfatorio en
modelos animales (17).
Incluso en ausencia de una infección cerebral
directa, la infección sistémica grave puede estar
involucrada al precipitar respuestas neuroinamatorias
que pueden promover un daño posterior en el tejido
cerebral (18,19). En casos severos, el virus puede
desencadenar una respuesta del huésped exacerbada
llamada “tormenta de citocinas” que involucra niveles
elevados de citocinas proinamatorias como el factor
de necrosis tumoral (TNF) y la interleucina-6 (IL-6),
entre otros. Si esta respuesta persiste en el tiempo,
crea un estado de inamación sistémica, lo que resulta
en la interrupción de la barrera hematoencefálica
y daño de las células neurales y gliales que puede
estar involucrado en secuelas a largo plazo en los
sobrevivientes. La evidencia actual relacionada con
el SARS-CoV-2 muestra que, por lo general, los
pacientes más gravemente afectados presentaban
niveles aumentados de citocinas proinamatorias
(20,21).
La inamación sistémica crónica se ha estudiado
como uno de los mecanismos patógenos subyacentes
implicados en enfermedades neurodegenerativas
como la EA (22). Un estudio, investigó la inamación
sistémica mediante una puntuación compuesta de
biomarcadores sanguíneos, y los resultados indicaron
una asociación signicativa entre la inamación
inicial y el deterioro cognitivo acelerado después de un
seguimiento de 20 años. La inamación relacionada
con la infección viral empeoró signicativamente
la patología relacionada con tau y como resultado
un deterioro de la memoria espacial. El hipocampo,
región involucrada en la formación de la memoria,
es un área especialmente vulnerable a las infecciones
virales respiratorias, como se ha mostrado en modelos
animales. Se observó un deterioro a corto plazo en
el aprendizaje dependiente del hipocampo y una
potenciación reducida a largo plazo asociada con el
deterioro de la memoria espacial en ratones infectados
con el virus de la inuenza (11). Igualmente, en
presencia de citocinas proinamatorias, las células
microgliales pierden su capacidad para fagocitar
el β-amiloide, lo que puede estar relacionado con
la acumulación de placas de amiloide, una de las
características distintivas de la EA (23).
Se ha encontrado que el alelo del gen Apoliproteína
E (ApoE) ε4, el factor de riesgo genético para la EA
está relacionado con un mayor riesgo de infección y
mortalidad por COVID-19, aunque los mecanismos
biológicos involucrados en esta asociación aún no
se conocen con exactitud (24). Sin embargo, se ha
informado que la expresión de la ECA2 se reduce en
el tejido cerebral medio-frontal en pacientes con EA,
particularmente en aquellos que portan un alelo ApoE
ε4, y esta reducción se correlacionó negativamente
con la patología de β-amiloide y tau fosforilada (11).
Asimismo, vale la pena señalar que un estudio en
adultos mayores con y sin EA, el alelo ApoE ε4 se
presentaba con mayor frecuencia en pacientes con
EA que eran positivos para el virus del herpes simple
tipo 1 (VHS1) en el cerebro, en comparación con los
negativos para el virus e incluso en pacientes sin EA
pero positivos para VHS1, con un OR de 16,8 (25).
Los autores argumentaron que la ApoE ε4 podría
promover la vulnerabilidad a la infección viral y la
neurodegeneración, participando en la extensión de
las células infectadas por el virus o en la extensión de
la reparación después del daño inducido por el VHS1.
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Por lo tanto, la infección viral puede ser un factor
agravante de la neurodegeneración en individuos
con variantes genéticas susceptibles. A pesar de esta
evidencia preliminar relacionada con COVID-19, se
necesitan más estudios para determinar las causas
subyacentes de estos síntomas y los mecanismos
involucrados en aquellos casos en los que el deterioro
cognitivo se presenta de forma persistente o exacerba
enfermedades neurodegenerativas (11).
Los datos neuropatológicos de los casos de
COVID-19 mostraron cambios hipóxicos y lesiones
desmielinizantes (26-28). Por último, una revisión
sistemática de neuroimagen, la mayoría de ellos
series de casos de pacientes con COVID-19 a los que
se les realizó un examen de imagen cerebral debido
a síntomas neurológicos, encontró que el 34% de los
casos presentaban lesiones cerebrales probablemente
atribuibles a COVID-19 y entre ellos, el hallazgo más
común fue la alteración difusa de la sustancia blanca
subcortical y profunda. Otros hallazgos comunes,
aunque menos prevalentes, fueron microhemorragias,
hemorragias e infartos cerebrales (29).
Manifestaciones cognitivas de COVID-19
Hay pocos estudios que informan síntomas
cognitivos relacionados con COVID-19, uno de ellos
el estudio prospectivo del Biobanco del Reino Unido,
el cual mostró que varios factores psicosociales
se asociaron con el riesgo de ser hospitalizado por
COVID-19, pero después de controlar otras variables
relevantes (sociodemográcas, socioeconómicas,
psicológicas, factores de estilo de vida y
comorbilidades médicas), el único factor signicativo
asociado con el riesgo de infección fue una menor
función cognitiva (30). Sin embargo, la causalidad y
los mecanismos involucrados en tal asociación quedan
por dilucidar. En un estudio retrospectivo realizado en
Chicago (Estados Unidos) de pacientes hospitalizados
con COVID-19 que ingresaron en una unidad de
neurología exhibieron síntomas neurológicos, el 24%
de ellos presento pérdida de la memoria a corto plazo
(31, 32).
Hay evidencia preliminar de deterioro cognitivo
después del alta hospitalaria. En este sentido, en un
estudio observacional, más de un tercio de los pacientes
manifestaron evidencia de deterioro cognitivo al alta de
la unidad de cuidados intensivos (UCI), especialmente
en forma de síndrome disejecutivo caracterizado
por inatención, desorientación y movimientos mal
organizados en respuesta a comandos (33). En una
serie de casos de pacientes con COVID-19 grave que
requirieron ingreso en la UCI, se detectó deterioro
cognitivo, identicado como décit de memoria
y síndrome frontal, después del alta, pero remitió
después de 5 días de terapia con inmunoglobulina
(34). Un estudio, reportó en una muestra de pacientes
hospitalizados por COVID-19, de los que fueron
diagnosticados con delirium durante su hospitalización
el 42% tuvieron puntuaciones cognitivas más bajas
en una entrevista telefónica de tamizaje después de 4
semanas del alta hospitalaria, aunque la comparación
entre grupos no alcanzó signicancia estadística
(p = 0,06) (35).
Manifestaciones neuropsiquiátricas de COVID-19
en los adultos mayores
Se ha observado que COVID-19 puede afectar a
cualquier grupo etario (36) y se ha descrito que algunos
grupos poblacionales son más vulnerables a los
efectos psicosociales de la pandemia, en particular los
adultos mayores que tienen una función inmunológica
comprometida, que viven o reciben cuidados en centros
de largas estancia, personas con enfermedades médicas
preexistentes, o quienes tienen patología psiquiátrica o
trastornos por consumo de sustancias (gura 1). De
manera general, se calcula que más del 20% de los
adultos mayores tienen una enfermedad neurológica
o un trastorno psiquiátrico, entre los cuales destaca la
demencia, el trastorno depresivo mayor y la ansiedad.
Asimismo, en epidemias anteriores se documentó
consecuencias en la salud mental, como la ansiedad,
el insomnio, el incremento del consumo de alcohol
y la pérdida del nivel de energía (37, 38), así como
baja autoestima y la pérdida del autocontrol como
consecuencia del aislamiento físico. Otros estudios,
mencionan que el incremento de síntomas de estrés
postraumático tiene relación con el tiempo de duración
de la cuarentena y otros factores psicológicos como el
miedo a infectarse, frustración, aburrimiento, recibir
información inadecuada, dicultades nancieras y
estigma (39).
Manifestaciones neuropsiquiátricas de COVID-19
en los adultos mayores sin demencia
Alkeridy y cols., describieron el caso de un hombre
de 73 años sin demencia que resultó positivo en las
pruebas de COVID-19. Los autores observaron que
los adultos mayores presentaban exclusivamente
delirium al inicio (40), en ausencia de los síntomas
más comunes observados en personas infectadas
por COVID-19 (es decir, ebre, tos y cansancio),
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Manifestaciones cognitivas y neuropsiquiátricas de la COVID-19 en el Adulto Mayor con y sin demencia.
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Figura 1. Mecanismos involucrados en las manifestaciones cognitivas y neuropsiquiátricas de
la COVID-19 en el adulto mayor.
según lo informado por el esquema publicado por la
Organización Mundial de la Salud (10). Un estudio
multicéntrico que incluyó a pacientes, la mayoría de
los cuales tenían 60 años o más con COVID-19 y una
evaluación clínica completa, encontró que, al inicio,
el 31,2% presentaba, entre otros síntomas, alteración
del estado mental (alteración de la conciencia), de la
cognición, de la personalidad, y del comportamiento
(32). Hasta el 59% de estos pacientes cumplieron
criterios de diagnóstico psiquiátrico, existiendo en la
gran mayoría casos nuevos de deterioro cognitivo,
trastornos afectivos y psicosis (10).
Manifestaciones neuropsiquiátricas de COVID-19
en los adultos mayores con demencia
En varios informes se han descrito manifestaciones
neuropsiquiátricas de COVID-19 en los adultos
mayores con demencia como, el insomnio, la ansiedad,
los síntomas de estrés postraumático, la psicosis y los
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trastornos del estado de ánimo (11). A continuación, se
detallan las manifestaciones neuropsiquiátricas:
Delirium, investigaciones retrospectivas de grandes
cohortes de pacientes hospitalizados encontraron que
los síntomas más comunes en los adultos mayores con
demencia fue el delirium, especialmente en su variante
hipoactiva (10,41,42). Del mismo modo, Lovell y
cols., encontraron que, entre los casos más graves de
infección por COVID-19 ingresados en unidades de
cuidados paliativos, alrededor del 30% eran adultos
mayores con demencia y muchos presentaban una
variedad de síntomas neuropsiquiátricos, como el
delirium y la agitación (10).
Actividad motora, la agitación es otra alteración
de comportamiento típica descrita en los adultos
mayores connados con demencia (43) durante la
pandemia de COVID-19. Este síntoma conductual
empeoró abruptamente con el tiempo en los adultos
mayores con EA (44). Se han documentado altos
niveles de agitación motora y miedo en una encuesta
de pacientes que vivían en centros de larga estancia
durante la pandemia, lo cual se ha asociado a mayor
requerimiento de psicofármacos para el control del
comportamiento. Mayor actividad motora se asoció
con intrusión o deambulación, lo que puede socavar
los esfuerzos por mantener el aislamiento, aumentando
así el riesgo de contagio. No se reportó retraso motor,
al menos como síntoma aislado, posiblemente debido
a su caracterización como manifestación de apatía o
depresión (43).
Estado de ánimo, la evidencia de alteraciones
del estado de ánimo en los adultos mayores con
demencia durante la pandemia de COVID-19 es
mixta. El desarrollo de un estado de ánimo depresivo,
desesperanza y aumento de la ideación suicida se
describe de manera anecdótica, principalmente
debido al aislamiento prolongado y la pérdida del
contacto familiar debido al connamiento en hogares
o en centros de larga estancia (43). En consecuencia,
Canevelli y cols., informaron un aumento del estado de
ánimo depresivo durante el primer mes de encierro en
una muestra italiana de adultos mayores con demencia.
Por otro lado, en una cohorte similar en España, no se
observó empeoramiento de la depresión después de 5
semanas de connamiento domiciliario (45). También,
se informó un aumento de la desesperanza en los
adultos mayores con EA después de la interrupción de
los ensayos experimentales sobre posibles fármacos
modicadores de la enfermedad. Este comportamiento
fue inducido por la repentina retirada del apoyo social
del personal de atención clínica y su participación
en el ensayo. La aparición o el empeoramiento de
la euforia / estado de ánimo eufórico se informó de
manera deciente, y cuando sucedió, la ocurrencia fue
baja (43).
Apatía, es decir, una ausencia general de
motivación o interés en las actividades parece verse
constantemente afectada por el aislamiento persistente
en los adultos mayores con demencia durante la
pandemia de COVID-19. En una encuesta aplicada
a psicólogos o profesionales de la salud que trabajan
en centros de larga estancia, se informó que la apatía
era la alteración del comportamiento más común que
se manifestó por el aislamiento prolongado debido a
la restricción social relacionada con COVID-19 en
los adultos mayores con EA (43). En consecuencia,
Canevelli y cols., informaron que la apatía se presentó
en más del 25% de los adultos mayores en cuarentena
con demencia durante el primer mes de encierro en
Italia (45). La apatía aumentó de manera abrumadora
con el tiempo, en comparación con el estado de ánimo
deprimido, en los adultos mayores con demencia y
connamiento en el hogar (44). Los adultos mayores
con apatía tienen menos probabilidades de iniciar
conductas necesarias para impedir la transmisión
del virus, incluido el cuidado personal y la higiene
personal, lavarse las manos o cubrirse la boca al toser.
La apatía prolongada llevó a los adultos mayores a
pasar más tiempo en camas, aumentando así el riesgo
de úlceras por presión y hospitalizaciones. La apatía
que ocurre en el contexto de la conciencia alterada
se describió como una presentación atípica de la
infección por el SARS-CoV-2. Este llamado “delirio
apático” puede reemplazar los síntomas clásicos de
la infección por el SARS-CoV-2 e interferir con la
identicación temprana de COVID-19 (46).
Ansiedad, se informó que la ansiedad y la
agresión fueron las principales manifestaciones
psicopatológicas en los adultos mayores con EA
en una clínica de Alzheimer en Francia durante la
pandemia de COVID-19. Durante el mismo período,
en un estudio europeo multicéntrico de adultos
mayores con demencia aislados en el hogar, mayores
niveles de ansiedad diferenciaron a los que vivían
solos de los que vivían con al menos un miembro
de la familia. Esto sugiere que la ansiedad se ve
particularmente fomentada por una reducción en el
contacto social. Se ha informado que la retirada brusca
de los contactos sociales fomenta las experiencias
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traumáticas relacionadas con la ansiedad, que a su
vez se ha descubierto aceleran el deterioro cognitivo y
empeoran el pronóstico (43).
Apetito, la pérdida de apetito se informa con
frecuencia en relación con el aislamiento. En particular,
este síntoma parece coincidir con las restricciones
sociales durante la pandemia de COVID-19,
especialmente en los centros de larga estancia.
La interrupción de las actividades que facilitan la
alimentación y la vida social (por ejemplo, compartir
la hora de comer en un centro de larga estancia o ayuda
para comer) inducida por la pandemia se ha propuesto
como un factor que inuye en la pérdida del apetito y
la desnutrición, especialmente en la era de COVID-19
(47). La pérdida de apetito y la desnutrición pueden
aumentar el riesgo de hospitalización (43).
Ritmos circadianos, las alteraciones del sueño
a menudo acompañan a la agitación en los adultos
mayores aislados con demencia. Se informa una
reducción de la calidad del sueño en sujetos que viven
solos en comparación con sujetos que no vivieron
solos durante el connamiento de COVID-19. Es
importante destacar que las alteraciones del sueño
pueden ser particularmente peligrosas debido a su
potencial para aumentar el riesgo de delirium y, en
consecuencia, el riesgo de la mortalidad (43).
Síntomas psicóticos, los datos sobre síntomas
psicóticos sin alteración de la conciencia se
informaron con poca frecuencia durante la pandemia
de COVID-19. Lara y cols., no informaron cambios
en la gravedad de las alucinaciones / delirios en los
adultos mayores con demencia después de 5 semanas
de aislamiento social. Por otro lado, el incremento de
ideas delirantes de daño o persecución estuvieron más
asociadas a los cambios repentinos que se han dado en
el contexto social (es decir, de contactos en persona a
videollamadas) durante la cuarentena (43).
Impacto de COVID-19 en el cuidador
No podemos dejar de lado, el impacto que ha tenido
la pandemia en la salud mental de quienes se dedican a
proveer cuidados a los adultos mayores con demencia,
quienes usualmente son familiares en primer grado
y realizan esta labor sin ninguna compensación. Las
estrictas medidas de aislamiento conllevaron a tener
menos personal de apoyo para el cuidado de los adultos
mayores, lo cual generó en el cuidador incremento
de los niveles de estrés y sentimientos de soledad,
dando lugar al síndrome de colapso del cuidador,
que puede llegar a la violencia dada por negligencia,
abuso físico o psicológico del cuidador hacia los
adultos mayores con demencia, y que se ha presentado
con mayor frecuencia que antes de la pandemia,
generando consecuencias en el comportamiento del
paciente (48). A pesar de la difícil tarea que resulta
cuidar a los adultos mayores con demencia, se ha
evidenciado que los niveles de resiliencia del cuidador
inuyen en el nivel de sobrecarga, por lo que quienes
tienen menos resiliencia pueden haber presentado
mayores reacciones psicológicas como la ansiedad
o la depresión durante el periodo de aislamiento por
COVID-19 (49). Un estudio realizado en cuidadores
de adultos mayores con deterioro cognitivo leve y
demencia mostró que el 64.7% presentó un incremento
grave de la sobrecarga física, mientras que el 80%
reportó un incremento de la sobrecarga psicológica, y
esto se debía predominantemente a la falta de apoyo
familiar o social, y tan solo 40.3% de esta muestra
mencionó tener apoyo que provenía de centros de día
y por medios tecnológicos (50,51).
Impacto de la COVID-19 en la investigación de la
demencia
La rápida diseminación de COVID-19 y la alta
tasa de mortalidad que se presentó en los adultos
mayores, produjo una crisis sanitaria sin precedentes,
y dio lugar a la creación de métodos alternativos
para el diagnóstico y tratamiento de los adultos
mayores con demencia tanto a nivel clínico como de
investigación (52). Durante esta pandemia, se han
identicado que las prioridades en investigación son
los adultos mayores debido a su mayor vulnerabilidad,
sin embargo, existe limitación ya que la mayoría de
los estudios excluyen a los adultos mayores de 75
años y por otra parte varios ensayos en curso han
tenido menos asistencia y seguimiento debido a que
la mayoría de los adultos mayores con demencia
y sus cuidadores evitaron acudir a servicios de
atención en salud para disminuir el riesgo (53). Se
plantean varios temas de investigación relacionados
con COVID-19 y demencia: a) un campo a estudiar
es la adaptación y estandarización de herramientas
de evaluación de los adultos mayores con deterioro
cognitivo, en los que se incluye la aplicación de test
neuropsicológicos o cuestionarios clínicos a distancia
para ser administrados por asistencia telefónica (52),
b) el incremento del riesgo de demencia dado por la
COVID-19 ya sea de forma directa o indirecta, así
como la relación de una infección por COVID-19 con la
progresión de un deterioro cognitivo preexistente (54),
c) la necesidad de adaptar intervenciones psicosociales
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individualizadas para los adultos mayores y para los
cuidadores, a través de dispositivos electrónicos,
se postula por ejemplo que el entrenamiento en
estimulación cognitiva pueda ser realizado de forma
remota, así como que se realicen programas o talleres
en línea para educar a los cuidadores (52), d) medir el
impacto del aislamiento social debido a COVID-19,
para evaluar el grado de bienestar psicológico, a
nivel de la comunidad, centros de larga estancia y en
aquellos que no tienen la disponibilidad para utilizar
medios tecnológicos, e) la investigación del post-
COVID-19 en los adultos mayores con demencia
es imprescindible, ya que implica desde la toma de
decisiones difíciles, la rehabilitación física y mental,
así como la incorporación de los cuidados paliativos
para aliviar síntomas refractarios como secuela de la
infección por COVID-19 (54).
CONCLUSIONES
La pandemia de COVID-19 tuvo un impacto
signicativo en muchos aspectos sanitarios,
económicos y sociales en todo el mundo. Los
adultos mayores, y especialmente aquellos con
comorbilidades como la demencia, pertenecen a un
grupo vulnerable que se encuentra en alto riesgo de
contraer la enfermedad y presentar formas más graves
y con peores resultados, incluida la mortalidad. Dado
el mayor riesgo de resultados de salud negativos en los
adultos mayores, es importante examinar y determinar
si COVID-19 puede desencadenar o agravar procesos
neurodegenerativos en este grupo vulnerable. La
intervencion en los factores de riesgo, es una de las
estrategias más importantes para frenar la progresión
de los trastornos neurodegenerativos. Finalmente,
hacemos un llamado a la acción para relizar estudios
prospectivos que permitan poseer más información a
largo plazo de COVID-19 en los adultos mayores, lo
cual busca promover la creación de estrategias para
el mantenimiento de la salud física y mental de esta
población.
Correspondencia:
Dra. Paulina Bombón Albán.
Departamento de Neurología, Neuromedicenter.
Gonzalo Noriega N39-174 y Hugo Moncayo, El Batán,
Quito, Ecuador.
Teléfono: 593984420756.
Correo electrónico: drapaulinabombon@gmail.com
Declaración de Conictos de Interés: Ninguno
Fuentes de Financiamiento: Esta revisión no recibió
ninguna subvención especíca de agencias de
nanciamiento en los sectores público, comercial o sin
nes de lucro.
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Recibido: 10/12/2021
Aceptado: 14/03/2022