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ARTÍCULO DE REVISIÓN / REVIEW ARTICLE
Rev Neuropsiquiatr. 2022; 85(1): 29-37
Esta obra está bajo
una Licencia Creative Commons
Atribución 4.0 Internacional.
1 Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Norbert Wiener. Lima, Perú.
a Licenciado en Psicología
Medicina Conductual: Una revisión histórica.
Behavioral Medicine: A historical review.
Jonatan Baños-Chaparro 1, a
RESUMEN
La medicina conductual es un campo interdisciplinario que involucra a las ciencias del comportamiento y ciencias
biomédicas orientadas al estudio de la conducta, con el objetivo de prevenir y tratar enfermedades físicas, mejorando
así la salud del ser humano. En el desarrollo del manuscrito, se precisa la evolución de los conceptos de salud y
enfermedad a lo largo del siglo pasado. En este proceso, se mencionan los eventos que contribuyeron al surgimiento
de la medicina conductual y posteriormente los que le sucedieron en sus primeros años de consolidación. Se describe
y explica su actual desarrollo en entornos físicos y digitales, basados en evidencias, y el interés e importancia de
cómo utilizar estas evidencias en la formulación de políticas de salud pública. El propósito de esta revisión es
extender los principios y la práctica de la medicina conductual en la comunidad de habla hispana y resaltar la
relevancia de esta disciplina en el campo de la salud pública.
PALABRAS CLAVE: Medicina de la conducta, medicina basada en la evidencia, políticas públicas de salud,
ciencias bioconductuales, revisión.
SUMMARY
Behavioral medicine is an interdisciplinary eld that involves behavioral and biomedical sciences towards the study
of behavior, with the aim of preventing and treating physical illnesses and improve the human being’s health levels.
The manuscript examines the evolution of the concepts of health and disease throughout the last century is indicated
in principle. In this process, the events that contributed to the emergence of behavioral medicine and those that
happened during its rst years of consolidation, are mentioned. Its current development, substantiated in evidence-
based physical and digital environments, and the interest in and relevance of how to translate this evidence in the
formulation of public health policies, are also explained. The purpose of this review is to extend the principles and
practice of behavioral medicine in the Spanish-speaking community, exposing the relevance of this discipline in
the public health eld.
KEYWORDS: Behavioral medicine, evidence-based medicine, public health policy, biobehavioral sciences, review.
Rev Neuropsiquiatr. 2022; 85(1): 29-37
DOI: https://doi.org/10.20453/rnp.v85i1.4153
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Baños-Chaparro J.
Rev Neuropsiquiatr. 2022; 85(1): 29-37
INTRODUCCIÓN
Desde el inicio de la humanidad con el desarrollo
de los homínidos antecesores del homo sapiens, en el
período prehistórico, la enfermedad era considerada
una característica natural y era motivo suciente para
abandonar o aislarse del enfermo (1). Posteriormente,
gracias al surgimiento de la escritura en Mesopotamia,
se comprende que durante siglos el ser humano realizó
diversos esfuerzos para explicar la enfermedad. De
hecho, esta explicación se atribuyó a espíritus malignos
que ingresaban al cuerpo del enfermo, y que métodos
como rituales aplicados por curanderos o hechiceros
era el tratamiento apropiado (2). La demonología
explicaba y brindaba tratamiento a los enfermos o
toda aquella conducta inadaptada en la sociedad. Estas
ideas fueron abandonados a principios del siglo XVII
con el inicio de la época moderna y el pensamiento
losóco de René Descartes (3).
A inicios del siglo XX, la enfermedad se entendía
como el vínculo entre una causa y un efecto en el
organismo de la persona enferma, debido a los hallazgos
del médico Walter Reed en relación a la ebre amarilla
(1). A mediados de aquel siglo la medicina realizaba
procedimientos quirúrgicos y disponía de sustancias
farmacéuticas para tratar diversas enfermedades (4).
A inicios del siglo XX, la mayoría de los
psicólogos se dedicaban al estudio de la inteligencia y
el comportamiento animal (1). Existe evidencia de que
en 1896 se fundó la primera clínica de psicología por
Lightner Witmer (5). En la segunda y quinta década de
aquel siglo, se inició la revolución conductista con los
experimentos de condicionamiento (6), luego la etapa
del neoconductismo con los principios de contigüidad
(7), las leyes de la conducta (8) y la teoría bifactorial del
reforzamiento (9), culminando en el condicionamiento
operante (10). A partir de estos desarrollos cientícos,
el objeto de estudio de la psicología era la conducta,
siendo el conductismo la raíz de la terapia conductual.
Aunque el modelo biomédico dominaba el campo
de la salud, su método de intervención no era ecaz
con el surgimiento de otras enfermedades, como las
neoplasias o los trastornos coronarios, que implicaban
considerar otros factores, como el estilo de vida
de la persona o variables psicológicas (11). En ese
sentido, los aportes de la epistemología y el modelo
de la triada ecológica que consideraba la conducta y
el entorno del ser humano como parte de las causas
de una enfermedad (12), orientó al psiquiatra Engel
a proponer una alternativa al modelo biomédico,
estableciendo el modelo biopsicosocial, enfatizando
el aspecto emocional, conductual y el contextual del
ser humano (13). Esto permitió que los tratamientos
considerarán componentes psicológicos y sociales,
incluyendo la participación de psicólogos mediante la
terapia conductual (11).
La amplia difusión e intervención de la terapia
conductual a diversas enfermedades orgánicas y
problemas psicológicos fue exitosa. Esto permitió que
a nales de la sexta década del siglo pasado, algunos
médicos interesados por el comportamiento empezarón
a emplear la tecnología derivada del conductismo a
desórdenes físicos como la hipertensión, la obesidad y el
tabaquismo (14). El buen funcionamiento de la terapia
conductual y la retroalimentación (biofeedback) como
métodos de intervención conllevó a la comunidad
médica, a reconocer nuevamente, a inicios de la
década de 1970 que el comportamiento ejerce un rol
importante en la etiología y mantenimiento de diversas
enfermedades, y que su modicación era primordial
(15). En 1974 y 1975 el Instituto Nacional de Salud
(INS) de los Estados Unidos de América (EEUU)
realizó dos conferencias sobre la implementación de
las técnicas de la ciencia del comportamiento a los
riesgos cardiovasculares, debido a las altas tasas de
mortalidad (1). Así, estaba surgiendo un nuevo campo
en el área de la salud: la medicina conductual.
El término “medicina conductual” fue propuesto por
Lee Birk en 1973 cuando publicó su libro Biofeedback:
Behavioral medicine” indicando la utilidad de la
retroalimentación en diversas enfermedades (14).
En aquel año, se establece un Centro de Medicina
Conductual fundado por Ovide Pomerleau y John
Brady para desarrollar intervenciones en desórdenes
físicos (16).
La tecnología de la ciencia del comportamiento era
una gran contribución para el campo de la medicina
(17), era evidente el trabajo conjunto entre el médico
y el psicólogo especialista en el comportamiento (18).
El modelo biomédico ya no explicaba en su totalidad
las enfermedades crónicas, pues la interacción entre
las causas biológicas, sociales y el comportamiento
del individuo en relación a su voluntad, era un factor
determinante en el desarrollo de enfermedades. Sin
embargo, el área de la medicina conductual aún no
disponía de una denición conceptual. No estaba
representada por ningún grupo u organización para
desarrollar investigaciones o solicitar nancimiento a
instituciones. En ese sentido, era necesario denir que
era lo que representaba esta nueva área, sus objetivos y
campo de estudio. Todo ello condujo a una reunión de
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cientícos en la ciudad de New Haven, en un amplio
espacio de la Yale University, donde se establecería
esta nueva disciplina (19).
Yale
En 1977, durante los días 4, 5 y 6 de febrero, los
departamentos académicos profesionales de psicología,
psiquiatría y medicina de Yale University y el Instituto
Nacional del Corazón, Pulmón y Sangre (INCPS)
perteneciente al INS, realizaron diversas conferencias
con el objetivo de denir la medicina conductual, las
subáreas especícas con su descripción y la propuesta
de organizaciones o centros de capacitación para los
próximos años (16,20).
En las reuniones participaron cientícos de las
ciencias del comportamiento y ciencias biomédicas
orientadas al estudio de la conducta, con la nalidad de
lograr un espacio académico, profesional y cientíco
de mutuo interés (19). Luego de una amplia discusión
se consideró el término “medicina conductual” como
nombre de esta nueva disciplina y se aceptó denirlo
como un campo que involucra varias disciplinas
cientícas interesadas en el avance de la tecnología
y conocimiento de las ciencias biomédicas y
comportamentales indispensables para la salud del ser
humano. Considerando el uso de estos avances para la
prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación
de diversas enfermedades (20).
Una vez consolidada la denición de medicina
conductual, los delegados de la conferencia invitaron
a todos los cientícos a realizar un esfuerzo más,
pues era necesario diferenciarlo de otras disciplinas,
especialmente de la medicina psicosomática.
Luego de dos largas jordanas, los cientícos
enfatizaron la evidencia empírica de las prácticas de
medicina conductual, orientados por la tecnología
del conductismo a comparación de la medicina
psicosomática orientada por la teoría psicodinámica y
prácticas de psicoanálisis (19).
La medicina conductual consideraba que, mediante
las técnicas de modicación de comportamiento, se
podría cambiar el estilo de vida de las personas y, por
ende, mejorar su salud, prevenir diversas enfermedades
orgánicas y disminuir sus síntomas. Por lo tanto,
era imprescindible mantener una comunicación
cientíca, por ello, en la reunión se presentó el Journal
Behavioral Medicine, siendo su primer editor William
Doyle (21).
El 12 de octubre de aquel año en la Rockefeller
University, un conjunto de cientícos de la medicina
conductual orientados por Neal Miller, logran crear
una división de medicina conductual en el INCPS.
Además, varios psicólogos se incorporan en calidad
de docentes a las facultades de medicina de diversas
universidades (21). Los hechos ocurridos en la
conferencia de Yale fueron resumidas en una acta que
posteriormente fue publicada y compartida por el INS,
como también fue sintentizado en el primer número
del Journal Behavioral Medicine (19).
Posterior a Yale
En 1978, un año después de la conferencia de Yale,
se organizó una reunión en la Academia Nacional de
Ciencias (ANC) con el objetivo de crear organizaciones
que representen el área de esta nueva disciplina en el
INS y otros establecimientos (14). Como resultado,
se establecieron dos organizaciones, la primera fue
la creación de la Sociedad de Medicina Conductual
(SMC) la cual sería la principal organización de
membresía de todo aquel profesional orientado a
la medicina conductual y, la segunda organización
fue la creación de la Academia de Investigación de
Medicina Conductual (AIMC) que estaría conformado
por investigadores destacados en la disciplina y que
la incorporación de nuevos miembros sería solo por
invitación (22).
La SMC y la AIMC establecieron cooperaciones
con el INS para demostrar la evidencia de las
investigaciones y prácticas de la medicina conductual
(19). Además, la revista creada en la conferencia de
Yale cambió a una frecuencia de publicación trimestral
(18,21) y la Organización Mundial de la Salud (OMS)
en la reunión de Alma Ata, deniría la salud del
ser humano como el completo estado de bienestar
físico, mental y social. Y no solamente la ausencia de
enfermedades o malestares, considerando el modelo
alternativo de Engel (1). En 1979 surgen los primeros
programas doctorales (14).
Todo ello, en un tiempo menor a dos años
desde la conferencia de Yale, permitió que la nueva
disciplina denominada medicina conductual recibiera
una denición por cientícos de las ciencias del
comportamiento y biomédicas, inaugure su propia
revista de investigación, establezca un área de estudios
en el INS, sea reconocida por diversas instituciones y
genere sus propias organizaciones (21).
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El objetivo principal que compartían todos los
profesionales de la medicina conductual era la amplia
difusión de esta nueva disciplina y por ello, en 1986
se fundó la Sociedad Internacional de Medicina
Conductual (SIMC) con el objetivo de fomentar la
creación de sociedades nacionales e internacionales,
fortalecer las sociedades que ya existían y colaborar
con investigadores de cualquier parte del mundo (23).
El primer congreso internacional se realizó en Suecia
en 1990 y actualmente se encuentran inscritas 26
sociedades (19).
Medicina Conductual basada en evidencia
Aunque la presentación formal de la medicina
conductual se realizó en la conferencia de Yale en
1977. El psicólogo Gary Schwartz pudo crear un año
antes, una sección de estudios dedicada a la medicina
conductual en el INS (19). Aquello asentó el inicio de
la investigación de la medicina conductual respaldada
por una institución y becas de capacitación para
estudiantes universitarios (21).
De pronto, el interés en demostrar evidencia respecto a
las prácticas de la medicina conductual era evidente. Las
investigaciones de Watson ya indicaban una relación
entre el entorno del individuo y el comportamiento (6),
la nueva comprensión de la salud y de la enfermedad
mediante el modelo biopsicosocial y la denición de
la OMS fue un cambio de paradigma alentador. Los
avances de la medicina conductual eran producto de
un trabajo interdisciplinar y basado en intervenciones
efectivas, cuyo profesionales enfatizaban en el cambio
de la conducta del individuo, como la explicación
y motivación para que se adhiera a los tratamientos
(17,24,25).
En la tabla 1 se reporta la evidencia empírica de la
medicina conductual en los últimos años, la cual ha
demostrado que mediante la intervención conductual
se puede intervenir en enfermedades cardiovasculares
(26), neuropatía diabética periférica (27), cáncer (28),
enfermedad pulmonar obstructiva crónica (29), asma
(30), artritis reumatoide (31), obesidad (32), virus
de inmunodeciencia humana (VIH) (33), diabetes
mellitus (34), problemas de tabaquismo, alcohol, entre
otros (33,35).
En la actualidad, las prácticas de la medicina
conductual no solo se encuentran en los hospitales,
consultorios o instituciones académicas, sino también
en la tecnología digital. El avance de la tecnología
ha permitido que los profesionales de la medicina
conductual puedan realizar intervenciones mediante
aplicaciones móviles, redes sociales y dispositivos
portátiles (36).
Se han desarrollado diversas aplicaciones en línea
y realizado estudios para intervenir en problemas,
tales como, insomnio (37), disminución de la
sintomatología depresiva en el dolor crónico (38),
videollamadas a pacientes con VIH para el cese del
consumo de cigarrillos (35), mensajes de texto para
pacientes con diabetes mellitus (39) o motivacionales
para incrementar la actividad física en pacientes con
problemas de obesidad (40). También para brindar
soporte psicológico y educacional en pacientes con
rehabilitación pulmonar, promoviendo el ejercicio
físico (29).
Por ello, las sociedades de medicina conductual
están realizando diversos esfuerzos para incrementar
y reforzar el acceso a Internet en zonas rurales que no
disponen o tienen difícil acceso a servicios de salud,
para brindar atención y seguimiento en tiempo real,
disminuyendo los problemas de salud en aquellas
comunidades (41).
Es evidente que cambiar nuestros comportamientos
mejora nuestra salud, dado que disminuye el riesgo
de enfermades físicas o problemas psicológicos,
además de los costos económicos que involucra el
tratamiento clínico, siendo necesario el desarrollo de
intervenciones prácticas y ecaces dirigidas al cambio
de comportamiento (42).
Por ello, los estudios se han centrado en una
variedad de entornos, tales como, escuelas, agencias
gubernamentales y empleando tecnología digital
para prevenir diversas enfermedades, al implementar
programas de intervención en distintos grupos
etarios, niños, adolescentes y adultos, explicándoles
la importancia de las propias conductas y la
responsabilidad que tiene cada individuo sobre su
salud (2,19,21,25,36).
Medicina conductual y políticas públicas
En la historia de la medicina conductual, la relación
entre la evidencia cientíca y los responsables de
la toma de decisiones en políticas de salud, no se
encontraba establecida ni representada por algún comité
de investigadores (43). El interés surge recientemente
en la decada pasada, debido a que los responsables de
políticas de salud a menudo no estaban informados
del avance de las investigaciones (42,43). La toma
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Tabla 1. Evidencia empírica de la medicina conductual.
Estudio Diseño País Diagnóstico /
Participantes Resultados
Wurst et
al., 2019
(26)
ECA Alemania
Enfermedad
coronaria /
202 adultos
La intervención psicológica grupal
para promover la actividad física fue
estadísticamente signicativo con tamaño
del efecto grande (p < 0,001; d = 1,03). Los
resultados aún se mantienen después de 1 año
de seguimiento (p < 0,001; d = 0,57).
Rozworska
et al.,2020
(27)
ECA Canada
Neuropatía
diabética
periférica
(NDP) / 62
adultos
Los adultos con antecedentes más prolongados
de NDP que recibieron una intervención de
reducción del estrés basada en la atención plena
(MBSR) experimentaron mayores mejoras
en la gravedad del dolor (b = -0,019; Boot IC
95%: -0,05, -0,01) y la calidad de vida física (b
= 0,062; Boot IC 95%: 0,01, 0,19).
Nairn y
Merluzzi,
2019 (28)
ECA Estados
Unidos
Cáncer / 134
adultos
Se evidenció un mayor nivel de autoecacia en
las conductas de afrontamiento relacionadas
con el tratamiento clínico (F = 2,79, p = 0,04),
reduciendo los síntomas depresivos inclusive
después de 3 meses de seguimiento (F = 2,66,
p = 0,04).
Robinson
et al.,2019
(29)
ECA Estados
Unidos
EPOC / 112
adultos
El uso de una intervención psicológica mediada
por internet beneció signicativamente a
las personas con EPOC que tenían una baja
autoecacia inicial para aumentar la actividad
física (b = 0,83, p = 0,006).
McGovern
et al.,2019
(30)
Ex Estados
Unidos
Asma / 32
niños
Los niños que participaron en el programa
de desarrollo de habilidades cognitivo
conductuales presentaron una disminución de
síntomas de ansiedad (t = 2,00, p = 0,054, d =
0,41), aumento en las creencias personales (t
= -2,01, p = 0,053, d = 0,36), autoecacia para
el manejo del asma (t = -2,86, p = 0,007, d =
0,46) y una mejor comprensión para tomar sus
medicamentos (t = -2,86, p = 0,007, d = 0,60).
Fenton et
al.,2020
(31)
ECA Reino
Unido
Artritis
reumatoide /
70 adultos
Los resultados demostraron que la intervención
psicológica tiene un efecto indirecto
signicativo sobre la vitalidad subjetiva (b
= 0,08, IC 95%: 0,02, 0,20) a los 3 meses,
mediante la promoción de una motivación más
autónoma hacia la actividad física.
(página siguiente)
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de decisiones en los procesos de formulación de
políticas, sin respaldo cientíco, ocasiona problemas
de ecencia en los sistemas de salud. Por lo tanto, es
necesario que durante estos procesos que la evidencia
cientíca sea considerada en la toma de decisiones a
nivel político (44).
En el 2014, la SMC dialogó con varios miembros
interesados en políticas de salud pública con el
objetivo de organizar grupos representativos para
su participación en los procesos de formulación
de políticas, comunicando los problemas de salud
prioritarios, orientando a los responsables en las
decisiones basadas en evidencia y dando el apoyo para
las determinadas propuestas. Se organizaron diversos
comités, por ejemplo: el Comité de Política de Salud
(CPS) orientado a realizar y proponer políticas en
Estudio Diseño País Diagnóstico /
Participantes Resultados
Tronieri
et al.,2019
(32)
ECA Estados
Unidos
Obesidad /
170 adultos
La pérdida de peso (PP) basada con terapia
conductual cognitivo (TCC) predijo el 61.3%
de la varianza (b = 1,74, p = 0,001). También
fue un predictor signicativo de lograr una
pérdida > 5% al nal de la fase 1 (14 semanas).
En los análisis longitudinales, el PP de 4
semanas fue un predictor signicativo en el
cambio de peso desde la semana 5 a la semana
14 (Tiempo 1: b = -0,11, p = 0,001; Tiempo 2:
b = 0,003, p = 0,02).
Glasner et
al.,2020
(33)
ECA Estados
Unidos
VIH / 35
adultos
La adherencia a la terapia antirretroviral fue
signicativamente mayor para aquellos que
recibieron mensajes de textos basados en TCC
(M = 0,92, SD = 0,16) en comparación con los
que recibieron folletos informativos (M = 0,75
, SD = 0,22), t = 2,15, p = 0,02, d = 0,82.
Suárez-
Rayo et
al.,2019
(34)
Pex México
Diabetes
mellitus tipo 2
/ 8 adultos
La intervención cognitiva conductual
(psicoeducación, técnicas de control y solución
de problemas) para favorecer conductas de
adherencia al tratamiento no farmacológico,
fue estadísticamente signicativo para el
ejercicio físico (X2 = 14,86, p = 0,01) y la dieta
(X2 = 13,45, p = 0,01).
Leyenda: ECA. Ensayo controlado aleatorio. Ex. Experimental. Pex. Preexperimental. EPOC. Enfermedad
pulmonar obstructiva crónica. VIH. Virus de inmunodeciencia humana.
Tabla 1 (cont). Evidencia empírica de la medicina conductual.
problemas emergentes de salud al consejo del gobierno,
el Comité de Compromiso Cívico y Público (CCCP)
para establecer comunicaciones con organizaciones,
políticos, medios de comunicación y público en general
sobre el avance cientíco de la medicina conductual,
como también para la capacitación e incorporación
de nuevos profesionales orientados a la políticas
públicas. Mientras que el Consejo de Enlace Cientíco
y Profesional (CECP) se encontraba enfocado en
la asociación con otras sociedades profesionales
(19,43). La posición de la SMC es sólida, siendo
su propósito difundir la evidencia de la medicina
conductual a las políticas de salud pública, explicando
a las autoridades por qué se deben considerar la
evidencia en sus debates, reuniones y decisiones (45).
La evidencia de la investigación en la práctica de la
medicina conductual y la política desde un enfoque
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web. Los estudios ya no deben ser individuales
sino multicéntricos interdisciplinarios, por ser más
representativos de la población.
Las lecciones aprendidas en el área de las políticas
públicas proporcionan a la sociedad de la medicina
conductual y a sus miembros, una mayor orientación
para el traslado de la evidencia a la política. La
comprensión de cómo nos comportamos y el estilo de
vida que elegimos repercutirá en el bienestar físico y
psicológico de cada individuo. La medicina conductual
es una disciplina que surgió hace 43 años en EEUU
con una amplia difusión en países de habla inglesa. En
ese sentido, es necesario extender los principios y la
práctica de la medicina conductual en la comunidad de
habla hispana y resaltar la relevancia de esta disciplina
en el campo de la salud pública
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representativo, deberá ser robusto y replicable (45).
Resaltando que el abordar las conductas inadaptadas
e indicadores psicológicos permitirá prevenir diversas
enfermedades y reducir las tasas de mortalidad en
niños, adolescentes y adultos (46). En ese sentido, se
necesitan estudios multicéntricos interdisciplinarios y
ensayos controlados aleatorios con grandes muestras
para reforzar los avances de las internvenciones de
la medicina conductual. Estos hallazgos deben ser
considerados por los encargados que elaboran las
guías de prácticas clínicas y por los que establecen las
políticas públicas relacionadas con la salud (47).
Existe un creciente reconocimiento de las políticas
basadas en evidencia (48), permitiendo el traslado de la
evidencia a la política. Adoptar aquella política como
un componente fundamental en la ciencia, amplía la
capacidad de toda disciplina (49). Las sociedades de
la medicina conductual siguen realizando diversos
esfuerzo para lograr este objetivo, porque adoptar
políticas basadas en evidencia brinda la seguridad de
que toda la población sea atentida con intervenciones
comprobadas y respaldadas cientícamente (50).
CONCLUSIONES
Es evidente que el cambio de paradigma respecto
a la salud en el siglo pasado, considerando que
el comportamiento y los aspectos psicológicos,
pueden afectar la salud física del ser humano. Los
esfuerzos individuales de médicos y psicólogos, los
acontecimientos importantes como la conferencia de
Yale, la creación de una revista ocial de la disciplina
para comunicar los avances, la organización de las
sociedades y de los estudios para el nanciamiento
de las investigaciones, favoreció el surgimiento y la
evolución de la medicina conductual.
En las dos primeras décadas del presente siglo el
desarrollo de las investigaciones ha ido en crecimiento.
No es suciente realizar investigaciones de
intervención en personas con diagnósticos de diversos
desórdenes físicos en entornos hospitalarios, sino se
debe realizar la prevención de estas enfermedades en
distintos entornos como las escuelas de educación
básica y agencias gubernamentales. Del mismo modo,
la ejecución de estas investigaciones de intervención y
prevención no necesariamente son en entornos físicos
sino recientemente se está empleando tecnología
digital. Este nuevo campo está permitiendo que la
medicina conductual siga siendo relevante para la
salud pública mediante programas de tratamiento y
atención en aplicaciones móviles, portátiles y sitios
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Baños-Chaparro J.
Rev Neuropsiquiatr. 2022; 85(1): 29-37
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Recibido: 22/06/2020
Aceptado: 17/02/2022