Acta Herediana vol. 64, N° 1, enero 2021 - junio 2021
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Médico gastroenterólogo. Clínica Anglo
americana, Lima. Facultad de Medicina,
Universidad Peruana Cayetano Heredia, Lima,
Perú.
De izq. A der., Harvey J Alter, Michael Houghton y Charles M Rice.
Tomado de Duna 89,7.
Premio Nobel de mediciNa
y Fisiología 2020:
descubridores del Virus de
la HePatitis c
Nobel Prize in Medicine and Physiology 2020: Discoverers
of the Hepatitis C Virus
Martín Tagle
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resumeN
Después del descubrimiento del virus de la hepatitis B, que ameritó
la entrega del Premio Nobel de Medicina o Fisiología en 1976,
permaneció por casi dos décadas la incógnita de por qué un tercio
de los pacientes que recibían transfusiones de productos sanguíneos
padecían de un cuadro de hepatitis que en muchos casos llevaba
a la cirrosis y al cáncer hepático. La entonces misteriosa llamada
“hepatitis no-A, no-B” era responsable de más del 80% de las
hepatitis relacionadas a transfusiones y uso de drogas endovenosas.
En este año 2020, y en medio de la pandemia de la COVID-19, los
investigadores Harvey Alter, Michael Houghton y Charles Rice
recibieron merecidamente el Premio Nobel de Medicina o Fisiología
por haber aislado y caracterizado al virus ARN responsable de esta
enfermedad, hoy conocido como el virus de la hepatitis C.
Palabras claves: Premio Nobel, hepatitis C, virus, cirrosis,
hepatocarcinoma.
abstract
After the discovery of hepatitis B virus, which granted the Nobel
Prize in Medicine or Physiology in 1976, it remained unknown for
nearly two decades the reason why one third of patients receiving
transfusions of blood products suered a chronic hepatitis picture,
leading to cirrhosis and liver cancer in many cases. The then
mysterious called “non-A, non-B” hepatitis was responsible for
over 80% of hepatitis related to transfusions and intravenous drug
use. This year 2020 and in the midst of the COVID-19 pandemic,
the investigators Harvey Alter, Michael Houghton and Charles Rice
deservedly received the Nobel Prize in Medicine and Physiology
for having isolated and characterized the RNA virus responsible
for this disease, now known as the hepatitis C virus.
Keywords: Nobel Prize, hepatitis C, virus, cirrhosis,
hepatocarcinoma.
A
mediados de la década de 1940,
durante la Segunda Guerra Mundial,
se observó que había dos tipos de
hepatitis infecciosa que afectaban a los
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soldados. Uno de ellos, asociado al consumo de
agua o alimentos contaminados se denominó
“hepatitis tipo A” y el otro fue llamado
entonces “hepatitis tipo B”, transmitido por
productos sanguíneos contaminados.
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Veinte años más tarde, el agente causal de
una importante proporción de pacientes
que adquirían la hasta entonces llamada
“hepatitis tipo B” fue descubierto por Baruch
Blumberg, quien encontró un antígeno inusual
en el suero de un aborigen australiano al
reaccionar con anticuerpos del suero de un
paciente hemofílico de Nueva York, hallazgo
que dio lugar al descubrimiento del virus de
la hepatitis B. En 1976, el Dr. Blumberg recibió
el Premio Nobel de Medicina o Fisiología por
este importante descubrimiento.
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En aquella
época, una persona tenía una probabilidad
de 33% de adquirir una hepatitis asociada a
transfusiones sanguíneas, y la investigación
de este importante problema era muy activa.
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A mediados de los años 1970s, el Dr. Harvey
Alter, a la sazón codescrubridor con el Dr.
Blumberg del entonces llamado “Antígeno
Australiano”, trabajando en el Instituto
Nacional de Salud (NIH, Bethesda, EE.UU.)
descubrió que un 80% de las hepatitis asociadas
a transfusiones sanguíneas no eran causadas
por el virus de la hepatitis B. La entonces
llamada “hepatitis no A - no B” ocurría cuando
se inoculaba sangre de pacientes afectados por
esta misteriosa enfermedad a chimpancés, la
única especie susceptible aparte de la humana.
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Durante los siguientes diez años, todos los
intentos de identicar al virus mediante el
método tradicional de visualización directa
del virus por el microscopio electrónico fueron
infructuosos. Michael Houghton, un biólogo
molecular que trabajaba en la corporación
farmacéutica Chiron (California, EE.UU.),
junto con sus colegas Qui-Lim Choo y George
Kuo aislaron de los chimpancés infectados
una gran cantidad de ADN complementario
(cDNA), que es un ADN producido a partir
de un ARN de cadena simple. Luego de
transferir este material a una bacteria, lograron
identicar un clon positivo llamado 5-1-1 que
llevó a la identicación del virus ARN que
luego llamaron virus de la hepatitis C (VHC).
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Estos investigadores lograron posteriormente
traducir proteínas a partir de este ARN,
determinando que pertenecía a la familia de
los Flavivirus.
Pero faltaba solo responder a una pregunta:
¿Puede este virus por si solo causar enfermedad
hepática? Charles Rice, un virólogo de la
Universidad de Washington (Saint Louis,
EE.UU.) descubrió una importante región en el
genoma ARN del VHC, de la cual sospechaba
que tenía directa relación con la replicación
del virus. A través de sosticadas técnicas de
ingeniería genética y luego de varios intentos
frustrados de replicar el VHC en el hígado de
los chimpancés infectados, lograron identicar
un clon molecular que se reprodujo. Esto fue
replicado posteriormente en el NIH, quedando
demostrado así que el VHC es transmisible y
reproducible.
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Estos fascinantes descubrimientos sucesivos
reejan un ejemplo de la combinación del
talento y persistencia de investigadores
provenientes de distintas disciplinas: un
médico investigador, un biólogo molecular
y un virólogo. Alter, Houghton y Rice, en
espacios y tiempos distintos lograron en forma
complementaria identicar al virus causante
de la gran mayoría de las hepatitis post
transfusionales que potencialmente llevan a la
cirrosis y al carcinoma hepatocelular.
Este Premio Nobel es un reconocimiento a
un hallazgo que cambió la forma de entender
la virología, la inmunología y el desarrollo
de las enfermedades hepáticas. A raíz del
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descubrimiento e identicación del VHC, fue
posteriormente posible implementar pruebas
sensibles que permiten hacer un tamizaje
adecuado de la sangre de donantes, evitando
así la transmisión del virus. Asimismo, el
conocimiento cabal del genoma del VHC ha
permitido desarrollar moléculas que inhiben
la replicación del mismo, que son los llamados
antivirales de acción directa, hoy ampliamente
utilizados en el tratamiento exitoso de estos
pacientes, logrando tasas de curación en
muchos casos cercanas al 100%.
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Sin embargo, la OMS estima que hay en el
mundo unos 70 millones de personas infectadas
con el VHC, la mayoría asintomáticas. La
hepatitis C sigue siendo una causa importante
de cirrosis y carcinoma hepatocelular y muchos
pacientes son diagnosticados en etapas tardías
de la enfermedad o, peor aún, nunca son
diagnosticados. No existe un programa global
de tamizaje ecaz, salvo excepcione, y los
antivirales de acción directa son accesibles solo
a una pequeña minoría debido a problemas de
costo o logísticos. En el paciente individual,
es decir en aquellos con suerte de ser
diagnosticados y tener acceso a un tratamiento
antiviral, las probabilidades de erradicación
del virus son cercanas al 100% pero a nivel
poblacional se ha avanzado muy poco.
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Para
lograr erradicar al VHC de la faz de la tierra
o al menos disminuir en forma importante su
propagación se necesita establecer programas
de tamizaje ecientes a escala global, hacer más
accesible el tratamiento antiviral e idealmente
desarrollar una vacuna. Mientras tanto, nos
encontramos aún bastante lejos de cumplir con
la meta de la OMS de disminuir la incidencia
las hepatitis virales B y C en 90% para el año
2030 y reducir la mortalidad por las mismas en
un 65%.
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reFereNcias bibliográFicas
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corresPoNdeNcia
Martin Tagle
martintagle@gmail.com
Fecha de recepción: 01-01-2021.
Fecha de aceptación: 11-02-2021.
Conicto de interés: ninguno, según el autor.
Financiamiento: por el autor.