Acta Herediana vol. 64, N° 1, enero 2021 - junio 2021
1
Magíster en Antropología. Docente de la Facultad
de Educación, Universidad Peruana Cayetano
Heredia, Lima, Perú.
“Siento miedo”. experiencia
LaboraL en eL contexto de La
emergencia nacionaL Sanitaria
generada por La pandemia
coVid-19. Segunda parte
“I Feel Fear”. Work Experience in the Context of the National Health
Emergency Generated by the COVID-19 Pandemic. Second Part
Renatto Merino-Solari
1
reSumen
La investigación exploró las emociones en dos personas que trabajan en
el contexto de la pandemia COVID – 19. Se planteó una investigación
dialógica y participativa. Dos presunciones la orientaron. Primera:
determinados estados/situaciones emocionales/laborales como
vulnerabilidad, incertidumbre, miedo y precariedad son parte de la
normalidad de las trabajadoras, por tanto, la pandemia está agravando
situaciones preexistentes. Segunda: laborar en el hogar resulta de
mayor bienestar emocional y laboral para el trabajador. El conocimiento
consensuado respalda la primera presunción y relativiza la segunda.
Palabras claves: emociones, experiencia laboral, sociedad, pandemia,
COVID-19.
abStract
The research explored emotions in two people working in the context
of the COVID-19 pandemic. Dialogical and participatory research was
proposed. Two assumptions guided it. First: certain emotional/labor states/
situations such as vulnerability, uncertainty, fear and precariousness are
part of the normality of workers, therefore, the pandemic is aggravating
pre-existing situations. Second: working at home results in greater
emotional and occupational well-being for the worker. Consensual
knowledge supports the rst assumption and relativizes the second.
Keywords: Emotions, work experience, society, pandemics, COVID-19.
I
L
a pandemia COVID – 19 está generando
nuevas formas de convivencia social. El
connamiento en casa, la necesidad de
distancia social y el uso obligatorio de mascarilla
en los espacios públicos, así como la dependencia
de los medios digitales están redeniendo las
interacciones entre las personas. Los vínculos
sociales se encuentran mediados. En esta
dinámica, la manifestación de emociones, afectos
y sentimientos entre los seres vivos no solo se
intensican y polarizan, además propician nuevas
conexiones sociales. El riesgo de contagio y el
prolongado connamiento producen emociones
negativas como incertidumbre, ansiedad, angustia
y miedo
1;
al mismo tiempo, se abren espacios para
estados emocionales positivos como tranquilidad,
calma, alegría, relajación, felicidad y serenidad.
2
Lo incierto del fenómeno y el impacto diferenciado
de la pandemia inuyen en las percepciones que
acerca del riesgo construyen las familias.
3
En esta coyuntura, el derecho al trabajo resulta
vital para mantener la viabilidad económica y
social de las familias y los países. Sin embargo,
ni los estados ni las empresas logran garantizar la
plenitud de este derecho fundamental. Así, durante
la pandemia, “se registra una heterogénea gama de
condiciones laborales que van desde protecciones
sociales y rigurosas medidas de seguridad hasta
modalidades sin contrato” (4, p. 252).
4
Según datos
de la OIT, durante el 2020, la tendencia global ha
sido la disminución salarial y la pérdida de su valor
real.
5
En los primeros tres trimestres, las pérdidas
de ingresos en América Latina y el Caribe (19,
3%) representaron el porcentaje regional más alto
a nivel mundial. En el caso del Perú, durante el
segundo trimestre del año, la población ocupada
redujo en 6, 7 millones de personas aumentando la
desocupación y el empleo informal.
6
Esta realidad inuye notablemente en las relaciones
familiares y el bienestar emocional de las personas.
La situación del trabajador queda expuesta a
sensaciones muy intensas de vulnerabilidad e
incertidumbre. Así, entre las personas que trabajan
es mayor la preocupación y el estrés, pero también
evidencian mayor fortaleza y entereza personal
que la población en general.
7
El personal de salud
es uno de los sectores más afectados. El temor de
enfermarse y contagiar a sus familiares es constante
generalizándose el miedo, la ansiedad y el estrés,
así como la frustración por las limitaciones que
enfrentan para atender a los pacientes.
8,9
Una forma laboral que ha captado la atención
es el teletrabajo convirtiéndose en una de las
modalidades más utilizadas. Es importante
considerar que aquellas personas que ya realizaban
este trabajo lo vienen haciendo óptimamente
10
;
empero, para muchos no habituados constituye
una reorganización total de las formas cotidianas
de laborar, así como de sus relaciones familiares.
4
En esta posición se encuentran los docentes de los
diferentes niveles educativos. Se han revelado las
deciencias existentes en su formación profesional
con respecto al manejo de las tecnologías digitales
11,12
dicultándose la adaptación de su práctica
pedagógica a los medios virtuales; asimismo,
no han tenido un acompañamiento institucional
pertinente.
12
En síntesis, las condiciones que impone
la pandemia han “supuesto la adaptación urgente
de la docencia presencial, de forma improvisada,
y sin contar con los recursos necesarios para una
correcta transformación digital de la docencia a la
modalidad virtual” (13, p. 17-8).
13
En términos socioemocionales los docentes
expresan “temor, angustia e incertidumbre ante la
posibilidad de enfermarse y contagiar a su familia”
(14, p.54).
14
De igual modo, es maniesta la
preocupación por la situación de sus estudiantes y
familiares y por las dicultades para adecuarse a los
retos de la educación virtual.
14-16
En este marco, el objetivo de la investigación
es comprender las emociones y sentimientos de
dos personas que trabajan en el contexto de la
Emergencia Nacional Sanitaria generada por la
pandemia COVID-19; de manera especíca, se
pretende conocer la forma en que la situación laboral
presencial en un caso y remota en el otro inuyen
en sus estados emocionales. Dos presunciones
orientan la indagación. Primera: durante las últimas
décadas, un conjunto de reformas neoliberales, han
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reducido la protección laboral de los trabajadores
peruanos; en consecuencia, determinados
estados/situaciones emocionales/laborales como
vulnerabilidad, incertidumbre, miedo y condición
precaria se han convertido en parte de la normalidad.
En este escenario, las consecuencias de la pandemia
agravan estados/situaciones preexistentes en el
mundo laboral. Segunda: la posibilidad de laborar
en el hogar, de manera remota, resulta de mayor
bienestar emocional y laboral para el trabajador.
La versión inicial del artículo fue publicada en
el número anterior de la revista Acta Herediana.
En aquella oportunidad se presentó el testimonio
de una profesional que labora en la modalidad
presencial para el Estado peruano; en esta ocasión,
se muestra el testimonio de una profesional del
sector privado cuya modalidad de trabajo es remota.
Además, ampliamos la revisión bibliográca sobre
el tema, también reconstruimos los pasos seguidos
y presentamos conclusiones comparativas.
II
El proceso y sentido de la investigación se
construyeron en el camino, por tanto, los
procedimientos se denieron conforme avanzaba
la exploración. A partir de un acercamiento a las
ideas de Corona
(17)
, el propósito fue producir
conocimiento horizontalmente. Participaron dos
mujeres profesionales que aceptaron colaborar
voluntariamente. La única condición solicitada
fue el anonimato. Michael trabaja presencialmente
para una institución pública; su condición laboral es
regida por el Contrato Administrativo de Servicios
(CAS), modalidad contractual propia del estado
peruano.1 Rosa es docente de Educación Primaria
en una Institución Educativa Privada (IEP); su
condición laboral corresponde a la modalidad de
contrato a plazo jo que corresponde al régimen
1
El 11 de diciembre del 2020, el Congreso de la República
declaró el cese de esta modalidad laboral que será reemplazada
por un régimen laboral con mayores derechos para el
trabajador.
laboral privado. El período explorado correspondió
a los primeros meses luego de haber sido decretada
la Emergencia Nacional Sanitaria en el país (11 de
marzo de 2020).
Con cada participante sostuvimos un conjunto
de conversaciones de forma libre sobre el tema
propuesto. La información fue transcrita y codicada
para identicar ejes temáticos signicativos. Luego,
también con cada participante, se realizó una
entrevista reexiva en torno a los ejes identicados
en los diálogos iniciales. En base a esta información
se construyeron las dos historias personales. Como
la idea era conocer las experiencias a partir de lo
que el otro desea que sea conocido
17
, las narraciones
fueron enviadas a las participantes, quienes
tuvieron la posibilidad de incorporar y suprimir
información, así como de reorientar el sentido del
texto. Las versiones presentadas fueron denidas
por las participantes.
Las colaboradoras además intervinieron en la
denición de las conclusiones y del título del
artículo. Para el primer punto, se elaboraron
conclusiones provisionales que fueron discutidas
con cada una. La construcción textual comparativa
fue realizada en base al intercambio de ideas
sostenido. En cuanto al título, estuvimos de acuerdo
en que el miedo fue la emoción más signicativa
durante el período. Las conversaciones fueron
realizadas por vía telefónica, correo electrónico y a
través del Zoom App.
III
Rosa procede de una familia de clase media y es
profesora en Educación Primaria. Tiene 26 años
de ejercicio profesional. Actualmente, es docente
en una IEP de un distrito de clase media de Lima
metropolitana. Enseña en el 1er grado de primaria
a 30 niños (as).
Empezamos las clases la primera semana de
marzo, teníamos conocimiento de lo que pasaba
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a nivel mundial y desde el inicio no tomamos
precauciones; íbamos sin protección a pesar de
que en Lima había casos. Los niños comenzaron
a enfermar, gripe, ebres altas; se les regresaba
a sus casas (…). Las aulas eran con los 30
niños, estábamos juntos. Con los docentes
también hemos trabajado como si no hubiera el
problema del coronavirus en Lima. La dirección
solo recomendó el lavado de manos.
Cuando se declara la emergencia nacional
se suspenden las clases, fue un alboroto (…);
al principio teníamos la idea de que íbamos
a regresar. Lo primero fue reforzar al niño,
no avanzábamos temas nuevos hasta que el
presidente diera nuevos avisos; el colegio iba al
ritmo de lo que el presidente anunciaba, pero se
les venía el tumulto de padres, muchas quejas de
los padres de familia (PPFF): “se había perdido
tiempo durante dos semanas en repasar con los
niños”. Lo que teníamos que hacer era tener
contento al padre de familia y ganarte al niño
que recién estábamos conociendo.
Comenzamos a usar la plataforma gratuita del
zoom, entonces los PPFF se quejaban mucho;
hubo mucho alboroto, mucho estrés, porque el
padre gritaba en plena clase o te mandaban
mensajes como si una tuviera la culpa (…)
reclamaban por los pagos, si las profesoras
estaban preparadas para trabajar así, y por
qué las clases eran solo repaso. Los padres no
estaban contentos, y no era cierto que estábamos
preparados con la plataforma zoom, el colegio
había dicho que nos había capacitado; entonces
ya no podías decirle al padre de familia, oh no,
y demostrar que no sabías. Eso para mí fue muy
presionante, para mi eran cosas nuevas porque
no uso la tecnología como podría usarla otra
persona. La situación fue similar en la mayoría
de los profesores, porque no todas contaban con
laptops ni con un buen celular, o con el espacio
en casa. Había mucha, mucha exigencia de la
dirección en que conviertas tu cuarto como
el aula del colegio (…). No valía explicación
que les dieras, que no era tú espacio, que no
vives sola; no entendían razones, porque el
descontento de los PPFF se cargaba contra
ellos y no querían perder alumnos.
Me sentí fatal, porque el colegio no comprende
que no todas las personas pueden aprender
tras una máquina (…). Cuando se cortaba el
zoom nadie te daba una salida, lo que te decían
era: “tú ve cómo haces”, “entra por tu celular,
pues”, “no los dejes a los padres”, “no los
dejes a los niños, se van a retirar”. Hubo mucha
tensión y no podía dormir, dolor de cabeza, la
tensión de preparar las clases, que el papá te va
a estar observando el mínimo detalle las fallas
que puedas tener (…) El bimestre fue muy tenso,
cada lunes yo amanecía mal, dolor de cabeza,
mi cuerpo no daba para levantarme; me faltaba
el aire, creía que estaba con esa enfermedad. Ha
sido como una psicosis por la tensión de saber
si me iba a funcionar el internet y la presión del
colegio, tan falto de comprensión, de tolerancia
a sus profesores. Para la coordinación del
colegio todo era “los padres dicen”, “los padres
dicen”; solo quejas. He llorado de impotencia,
de cólera (…) quería llegar a julio y retirarme.
Me preparé entrando a internet, revisando
videos, preguntando a una coleguita para que
me explique el manejo del zoom, mirar cómo se
hace una clase por zoom. De todos he recibido
consejos, también de la forma cómo trabajan
otros colegios, de la familia, de mis amigas,
las colegas de otros colegios me decían lo que
podía mejorar, pero no criticando, sino diciendo
algo constructivo. El colegio no ha sido de
mucha ayuda para nosotros. La situación a mí
me alteraba, y un día estallé y les dije todas
sus verdades, porque me dolió que tuvieran que
ingresar extraños a la casa, después de haberme
cuidado tanto, para hacer el cambio del cableado
porque el colegio decía que el problema de
conexión era mío, entonces yo debía buscar
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la solución; por eso le dije a la coordinadora:
con todos los descuentos que me han hecho
creen que puedo gastar (…) la coordinadora me
contestó: “pero ustedes tienen que ver, ustedes
tienen que dar más de sí porque los padres se
van a ir”. Para no discutir, con Luis hicimos el
aumento y compramos el reproductor; tuvieron
que entrar dos veces a la casa.
Mis clases las he ido modicando bajo las
sugerencias tan impertinentes de los padres
(…) escuchar que no tenías nada positivo, y
no era la única, conversando con las otras
colegas ninguna tenía nada positivo. Muchas
veces nos hemos sentido pésimo, eso lleva a
que tu cuerpo se afecte. Estuve enferma como
dos meses y medio, todo el bimestre (…). A
me ayuda mucho mi fe para poder levantarme y
mirar las cosas desde otra perspectiva (…) y es
ahí cuando empecé a hacer cambios (…). Sí, las
clases han sido muy muy difíciles (…) te aterra
la tensión de que vayas a cometer un error y que
el padre te diga algo; en cambio en el aula eres
libre. Qué hacía para evitar eso, empapelar mi
pared con las respuestas de los ejercicios, sufrí
mucha tensión (…). Me acostaba a la 1 o 2 de
la mañana buscando información, ambientando
las paredes de mi cuarto, empapelando, y a las
5 de la mañana tenía que levantarme.
Se ha llevado lo presencial a lo virtual solamente
por agradar a los padres que quieren terminar
el libro sí o sí. Algunos niños avanzan lentos y
como hay sección A y B, los de un aula no se
pueden quedar atrás con respecto a la otra.
No entienden que los niños no aprenden igual
(…). Realmente no se ha estructurado bien,
no nos hemos sentado a coordinar para ver
que la programación debería haber cambiado
(…), he sentido impotencia, cólera, rabia que
no entiendan que no es lo mismo (…); no es un
aprendizaje óptimo porque estás haciendo los
temas porque tienes que pasar la página del
libro para que los PPFF no se quejen.
Los niños tienen manejo de la tecnología, ellos
se dan cuenta de tus faltas, te dicen “miss yo
puedo ayudarla”, “esto se hace así” (…),
comunicarse con su profesora para ellos es de
lo más natural. La conexión con ellos ha sido
buena. Están contentos y realmente hacen
un gran esfuerzo por aprender detrás de una
pantalla; sí lo logran, unos más que otros (…).
Son niños muy esforzados, que les gusta trabajar
la parte de las evidencias, el manipular un
trabajo; ellos expresan su emoción: “miss, me
gusta trabajar con usted”. Los niños están bien
informados del coronavirus, saben que deben
cuidarse, que no deben salir. El niño transmite
la esperanza en que va a pasar (…), me parece
que no están tan afectados o con miedo, pero
si con el deseo que termine, que ya se acabe
todo esto (…), se sienten estresados, aburridos,
quieren salir, “¿cuándo regresamos miss?”, es
lo que extrañan.
El contrato de trabajo es desde febrero hasta
diciembre, por el momento se ha quedado en
las dos veces que nos han bajado el sueldo,
sin consultarlo ni conversarlo; nos mandaron
el contrato al correo para rmarlo. No hubo
acuerdo. La explicación fue que se bajó la
pensión a las familias y que se fueron del
colegio varios niños. Debían descontarnos
para no despedir a ningún profesor. He perdido
como la mitad del sueldo. No es justo, porque
yo trabajo más horas de las que han puesto en
el papel. Además, lo virtual es tan cansado,
más que lo presencial. En marzo y abril era la
preocupación que me sacarán por el temor de
que los niños fuesen retirándose y los juntaran,
pero luego dijeron que los docentes iban a ser
los últimos en sacar, por eso había un poco de
tranquilidad.
Tuve ebres, dolor de cuerpo, fastidio en la
nariz, no sentía el sabor; puede ser el sistema
nervioso. Era como un robot, sonaba la alarma,
me levantaba, prendía la máquina y entraba
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a mi clase. No fui al médico, se compró todo
lo que se requería para esta enfermedad. Me
bañaba en vinagre, tomaba pastillas para la
alergia, la gripe y la ebre; no podía respirar y
tenía que dormir sentada. ¿Al hospital?, nooo,
por miedo de contagiarme, miedo que no te
atiendan, pero ya saliste, miedo de entrar y no
salir o salir con otra cosa. No tengo conanza
en los hospitales por eso trato de cuidarme al
máximo. Los síntomas pasaron, no sé cómo, es
mi fe, cualquiera puede perder la vida en esta
situación y lo que más remordía mi conciencia
era pensar que pudiese haber sido contagiada
porque dejé entrar a esos dos tipos, por culpa
del colegio, le agarré tirria al colegio.
Veía noticias diariamente, a las 6:00 am.,
al mediodía, en la noche. Al inicio no eran
cifras alarmantes, luego al ver que los casos
aumentaban se volvió estresante, temor,
miedo. Es impactante ver personas que no
tienen qué comer, personas muriéndose en la
calle. Además, algunas declaraciones de las
autoridades son alarmantes: “a todos les va a
dar”; sube la presión, me pongo nerviosa. Ya no
veo muchas noticias porque me impactan y me
alteran bastante.
He adquirido experiencia en programas que
nunca has usado y cuando esto pase lo puedas
seguir usando. He investigado, me preparé
más. Ahora tengo más experiencia en la parte
tecnológica y conanza en mis clases. En la
parte familiar, estás en casa. Extrañas no salir
y no estar en contacto con tus familiares y
amistades, pero lo puedes hacer por zoom (…);
existiendo esto nunca lo has hecho y ahora lo
puedes hacer, eso es positivo. Estoy agradecida
con las personas que me han ayudado, la familia,
los colegas, pero por encima le agradezco a
Dios que me haya sostenido y que todavía este
viva, que pueda seguir aquí. La sabiduría y el
conocimiento vienen de arriba, a Dios primero
las gracias.
IV
El objetivo de la investigación fue explorar las
emociones para comprender la experiencia de
dos personas que trabajan, de forma presencial y
remota, en el contexto de la Emergencia Nacional
Sanitaria.
En ambas profesionales se maniestan una
multiplicidad de emociones vivenciadas con
gran intensidad. Es una mezcla de emociones y
afectos que en la mayoría de los casos se trata de
percepciones y sentimientos negativos relacionados,
principalmente, a lo incontrolable del fenómeno y
a las particulares condiciones de cada experiencia.
El contexto en el que actúan no solo activa sus
emociones, también sus corporalidades. A pesar de
laborar en espacios diferentes, las manifestaciones
corporales presentan coincidencias. Son cuerpos
agotados, extenuados por la excesiva carga laboral
y la particular coyuntura que les toca vivir. Las
profesionales se encuentran al límite de sus
posibilidades, tanto emocional como corporalmente.
En cuanto a las condiciones laborales, el deber de
asistir cotidianamente a su centro de trabajo produce
en Michael múltiples emociones y sensaciones. En
un primer momento, se mezclan la preocupación
con la vergüenza, pues no se siente segura de
responder ecientemente a las demandas de un
servicio público que aumenta en intensidad. Estas
sensaciones iniciales van dando paso a una mayor
preocupación por el cuidado de la salud y de la vida.
Se maniestan el miedo al contagio y sus probables
consecuencias. Las interacciones laborales se
ven afectadas, la desconanza en el otro produce
distancias espaciales e interpersonales. De forma
concomitante, la atención del público es vivenciada
como una carga que genera ansiedad.
Los medios tecnológicos permiten que la dinámica
laboral se extienda hasta el espacio familiar. Michael
se siente dividida entre las obligaciones laborales y
las interacciones familiares, así como culpable por
descuidar a sus seres queridos y por la posibilidad
de ser el medio de contagio entre sus familiares.
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El vínculo contractual con su institución corresponde
al régimen laboral denominado CAS. Los contratos
de servicios profesionales son rmados por una
cantidad determinada de meses sin garantía de
renovación contractual. Es una situación de gran
vulnerabilidad, pues su vínculo con la institución
puede terminar en los plazos establecidos. Incluso, la
acumulación del tiempo laborado no genera mayores
responsabilidades con el trabajador, pues al nalizar
el contrato vigente podría terminar la relación
laboral denitivamente. Así, la identicación con
la institución se vuelve contradictoria, ambigua,
pues no se construyen vínculos duraderos. Resulta
sintomático y paradójico que Michael se “sienta
segura” de mantener su puesto de trabajo gracias
a las necesidades que la pandemia genera. Esta
precariedad es inherente a la condición laboral y se
trata de una realidad preexistente que la pandemia
ha exacerbado.
El escenario laboral de Rosa es diferente, trabaja
desde su casa utilizando medios digitales. Los retos
para ella son la adecuación virtual de su práctica
pedagógica y la reorganización del espacio familiar
en función a las demandas laborales. La modalidad
remota signicó un cambio sustancial en su vida
cotidiana: su hogar se convirtió en el centro de
trabajo. La tecnología transformó su casa, o parte
de ella, en un aula de clases. A ello se agrega el
hecho de no estar capacitada para la enseñanza
virtual, algo que debió asumir por su cuenta, sin
apoyo institucional. Esta transición, sorpresiva e
improvisada, fue experimentada de manera tensa,
conictiva y contradictoria. Es sintomático que en
la narración de Rosa no se reera mayormente a sus
relaciones familiares. Estas han sido absorbidas por
las exigencias del trabajo.
Rosa tiene un contrato a plazo jo que corresponde
al régimen laboral privado. La renovación depende
de las necesidades del empleador. Con matices, la
vulnerabilidad e incertidumbre que experimenta
Michael también se presentan en Rosa. Sin embargo,
para Rosa las consecuencias de la pandemia
fueron más graves, pues el gobierno autorizó la
disminución salarial de los trabajadores en las
empresas privadas, de acuerdo con determinadas
condiciones. Así pues, sufrió reducciones salariales
equivalentes al 40 % de sus ingresos mensuales,
sin mayores posibilidades de dialogar y consensuar
con su empleador. A la incertidumbre laboral se
sumó la impotencia y la cólera por un descuento
que consideraba injusto por tratarse de una decisión
unilateral.
La IEP transrió las responsabilidades del
equipamiento y capacitación tecnológica a la
docente, así como la obligación de mantener
a los estudiantes y evitar que se retiren. La
responsabilidad focalizada en la docente se expresó
con saldo negativo para la profesora en la relación
con los PPFF. En este escenario, el principal vínculo
positivo que establece es con los niños y niñas.
Satisfacción, reconocimiento y fe se maniestan en
la interacción con sus estudiantes.
Tanto a Michael como a Rosa les interesa estar
informadas de la evolución del problema sanitario
del país. Sin embargo, el hastío por el exceso de
información, así como la presentación grotesca y
mórbida de los hechos incrementaron sus miedos,
ansiedades, y el estrés.
Las situaciones límites suelen producir en los
sujetos la preocupación por la existencia y nos pone
frente a la necesidad de dar sentido a los hechos.
Sobre el particular, Michael considera que su
experiencia es trascendente, algo que se maniesta
en su preocupación por el legado que es necesario
dejar a las nuevas generaciones. En Rosa, la fe en
Dios tiene un rol central, es motivación, fuerza y
sentido para superar las dicultades. De igual modo,
revaloran la importancia que tienen las relaciones
humanas y los vínculos afectivos para enfrentar
situaciones difíciles.
Finalmente, el conocimiento consensuado respalda
la idea que determinados estados/situaciones
emocionales/laborales como la vulnerabilidad, la
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incertidumbre, el miedo y la condición precaria
formaban parte de la normalidad laboral de
las trabajadoras; por tanto, la pandemia está
agravando estados/situaciones preexistentes. Por
el contrario, relativiza la idea que laborar desde
el hogar, de manera remota, podría ser de mayor
bienestar emocional y laboral para el trabajador.
Esto dependerá de la manera en que se construyan
las conexiones entre los factores personales y
socioculturales en cada experiencia personal/
familiar.
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correSpondencia
Renatto Jorge Merino Solari
renatto.merino.s@upch.pe
Fecha de recepción: 30-12-2020.
Fecha de aceptación: 08-02-2021.
Conicto de interés: ninguno, según el autor.
Financiamiento: por el autor.