Acta Herediana vol. 64, N° 1, enero 2021 - junio 2021
1 Cirujano pediátrico. Universidad Privada Antenor
Orrego. Ex jefe del Servicio de Cirugía Pediátrica
y del Servicio de Especialidades Quirúrgicas del
Hospital Belén de Trujillo.
2 Estudiante de la Facultad de Ciencias de la
Comunicación de la Universidad Privada Antenor
Orrego.
Las EnfErmEdadEs dE Los
ojos En EL PErú PrEhisPánico
Eye Diseases in Prehispanic Peru
Emiliano Paico-Vílchez
1
y Emiliano Paico-Zumaeta
2
rEsumEn
Los autores, después de escrudiñar en la cerámica preincaica y en
las crónicas de la conquista, describen algunas de las enfermedades
de los ojos que padecieron los aborígenes peruanos y cómo las
curaban. Hacen saber que la conjuntivitis era la afección más
frecuente y que la ceguera la más grave. Consideran que dar a
conocer estos males oculares en el Perú prehispánico es un medio
para fortalecer nuestra identidad nacional.
Palabras claves: Enfermedades de los ojos, ceramios, prehispánico,
crónicas, cronistas del Perú.
abstract
The authors, after scrutinizing in pre-Inca pottery and the
chronicles of conquest, describe some of the eye diseases suered
by Peruvian Aboriginal people and how they cured them. They
make it known that conjunctivitis was the most common condition
and that blindness was the most severe. They believe that publicize
these eye diseases of pre-Hispanic Peru is a means of strengthening
our national identity.
Keywords: Eye diseases, pottery, pre-Hispanic, chronicles,
chroniclers of Peru.
introducción
E
l curar las enfermedades de los ojos fue
una práctica médica que han realizado
todas las culturas antiguas del mundo
y las antiguas peruanas no han sido exentas
a ello. Práctica que nació por la necesidad
de querer ver con nitidez y sin dolor cuando
alguna afección oftalmológica lo impedía.
Las primeras revelaciones de las enfermedades
de los ojos en el Perú prehispánico se encuentran
en el valioso legado que nos han dejado los
ceramistas de las culturas pre incaicas en sus
preciosas y admiradas obras, especialmente de
la cultura mochica.
La cultura mochica o moche se desarrolló en
el valle del río Moche (actual provincia de
Trujillo, La Libertad) desde nales del siglo
I hasta el siglo VIII d.C., momento en que se
produjo su colapso. Se extendió en la costa del
Perú a lo largo del Océano Pacíco, desde el
valle del rio Piura, considerado como el límite
norte, hasta el valle del rio Nepeña al sur, y al
este delimitada por la cordillera Andina.
Ya en los siglos XVI y XVII, los cronistas de la
conquista, tanto los peninsulares como los de
sangre indígena, nos informan con cierto lujo
de detalles algunas de las enfermedades de los
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ojos que padecieron los aborígenes peruanos
y cómo los médicos incásicos curaban esas
afecciones.
Siendo las enfermedades de los ojos en el Perú
prehispánico un tema médico poco trabajado
por la historiografía médica peruana, los
autores del presente artículo se propusieron,
en primer lugar, identicar los ceramios,
principalmente mochicas, que representan
individuos con enfermedades de los ojos; y en
segundo lugar, no por esto menos importante,
escrudiñar los escritos de los cronistas de la
conquista con el propósito no solo de dar a
conocer la práctica de los aborígenes peruanos
sino también como un medio para fortalecer
nuestra identidad nacional.
cErámica y EnfErmEdadEs dE Los ojos
Si bien es cierto que los aborígenes del Perú
no dominaron la trasmisión del pensamiento
mediante la escritura alfabética que nos
permitiera conocer la medicina que practicaron
y los aspectos concernientes a ella, como el tipo
de enfermedades que padecieron, también es
cierto que este gran problema lo superaron con
gran sabiduría al representar sus ideas de manera
concreta en dibujos y, fundamentalmente, en
la representación gurativa de la cerámica
escultural.
1
La capacidad de representación de
las enfermedades que tuvieron los ceramistas
indígenas es verdaderamente notable y
asombrosa por el grado de realismo que
presentan.
En relación a la cerámica que contribuye al
conocimiento de la medicina, es la mochica
la que notablemente destaca, pues en esta se
encuentran las piezas más perfectas desde
el punto de vista anatómico y artístico.
Los eximios ceramistas mochicas han
plasmado espléndidamente en sus obras a
médicos, enfermos, enfermedades, técnicas
de diagnóstico, métodos de curación, y
muchos otros aspectos de la medicina en
un considerable número de ceramios. Las
representaciones fueron hechas de una manera
tan natural y realista que nos permite hacer
meticulosos estudios y, en consecuencia, sacar
conclusiones de la medicina que se practicó en
aquellas épocas.
Las imágenes de los ceramios muestran
características o peculiaridades que
corresponden a reconocidas entidades
patológicas que se evidencian en los rostros y
en los cuerpos de los enfermos representados,
permitiéndonos realizar el diagnóstico con el
rigor cientíco de la medicina contemporánea.
De ahí que a los ceramios se les pueden
considerar como páginas sueltas de un
voluminoso libro de la historia de la medicina
del Perú prehispánico, nos dice Pedro Weis.
2
En mérito a lo mencionado se puede armar
que la cerámica constituye una fuente esencial
que permite conocer las enfermedades de los
ojos que adolecieron los aborígenes peruanos,
como las que se evidencian en las guras de
los ceramios que en este artículo se presentan
(conjuntivitis, cataratas, pterigion, ceguera,
exoftalmos traumatismos, tumores, etc.); y,
como también algunas de las cuales fueron
corroboradas por los cronistas de laconquista.
EnfErmEdadEs dE Los ojos
Según el pensamiento del aborigen peruano,
las enfermedades eran consideradas castigos
enviados por alguna deidad, casi siempre
por haber trasgredido una ley religiosa; o,
también eran causadas por la acción maléca
de otros hombres con poderes sobrenaturales.
Las formas más frecuentes de adquirir
la enfermedad eran: el castigo divino, la
introducción de un objeto en el cuerpo (una
espina, un hueso, una echa o un dardo),
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la posesión por un espíritu, la pérdida del
alma, entre otras. Aún las enfermedades
traumáticas como las heridas de guerra,
accidentes, mordeduras de animales, así como
las complicaciones del embarazo o del parto,
tenían origen sobrenatural.
Cuando enfermaba el Inca, su causa se atribuía
a faltas graves cometidas por sus súbditos,
pues el Inca por ser considerado hijo del sol
no podía cometer pecado ni infringir mandato
alguno, y en su enfermedad también enfermaba
el Sol, se debilitaba y como fuente suprema de
vida acarreaba entonces múltiples peligros a la
comunidad.
3
El tratamiento de las enfermedades se enfocaba
a alejar la causa por medio de invocaciones o
rezos a los dioses o determinado dios. Pero, la
intuición natural de los médicos aborígenes
era que el dios por sí mismo no siempre
respondía a las invocaciones realizadas, así
que a las invocaciones o rezos se les añadían
algunos medicamentos que se extraían de los
tres reinos de la naturaleza, especialmente del
vegetal, para combatir los síntomas.
4
Los medicamentos eran derivados de la
observación empírica racional; es decir, los
médicos aborígenes recurrían a las hierbas
cuyas ecacias habían sido comprobadas con
anterioridad. También recurrían a la práctica
de un acto quirúrgico.
La literatura española de aquella época permite
conocer el gran respeto y admiración que
tuvieron los cronistas ibéricos por los médicos
aborígenes. Por ejemplo, el padre Bernabé
Cobo expresa que “En lo que eran expertos es
en curar heridas, para lo cual conocían hierbas
extraordinarias y de gran virtud.”
5
El padre José
de Acosta reconoce también tal superioridad
cuando escribe: “Aún muchos años después de la
conquista, los indios tenían por tales conocimientos
a los médicos (españoles) de profesión.
6
A juzgar por lo que se observa en numerosos
ceramios de las antiguas culturas peruanas,
y por la información que nos brindan los
cronistas de la conquista, se puede manifestar
que las enfermedades de los ojos existieron
con cierta frecuencia entre los habitantes del
antiguo Perú.
Posiblemente la más frecuente y la más
conocida de las enfermedades de los ojos del
Perú prehispánico fue la sufrida por el séptimo
Inca Yahuar Huacac, cuando aún era niño,
afección que motivó que su padre, el soberano
Inca Roca, convocara a todos los médicos del
Tahuantinsuyo para curar el mal que agobiaba
a su hijo primogénito.
7
Las interpretaciones
modernas reeren que la enfermedad del niño
Yahuar Huacac fue una conjuntivitis.
8, 9
Por otra parte, al analizar los numerosos
ceramios que retratan ciegos, los mismos
que fueron confeccionados espléndidamente
con una veracidad admirable, se puede decir
que la afección oftalmológica más grave fue
la ceguera y probablemente una de las más
frecuentes.
Algunos cronistas, reriéndose a las afecciones
de los ojos, nos reeren de una enfermedad
aguda que era endémica en el valle de Piura
y que, según lo que en esa época se decía,
era ocasionada por los vientos y las arenas
del verano y por la humedad del invierno.
Lavorería, como otros autores, cree que la
enfermedad era la conjuntivitis que es muy
frecuente en esa población.
10
El cronista Agustín de Zárate maniesta que
Allí ay una enfermedad natural de la tierra que da
en los ojos á los más que por allí pasan”.
11
Antonio
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de Herrera, reriéndose a esta enfermedad
anota lo siguiente: “es algo enferma (Piura)
en especial de los ojos por los grandes vientos i
polvaredas del verano i grandes humedades del
invierno.
12
Un medicamento que los aborígenes del
antiguo Perú empleaban para curar algunas
enfermedades de los ojos era la carne fresca
de vicuña, la que se aplicaba sobre las partes
inamadas. Reriéndose a ella, el padre Cobo
dice: “Es una carne de complexión fría, la cual,
aplicada sobre los ojos y demás miembros del cuerpo
inamados los deshincha y los desinama”.
5
Por su parte, al padre Acosta le sobrevino un
intenso dolor en los ojos que fue curado en
poco tiempo por una indígena quien le aplicó
en los ojos carne cruda fresca de vicuña.
6
El
religioso narra la curación de la siguiente
manera: “Caminando por la sierra del Perú llegué
una tarde a un tambo con un terrible dolor de ojos
que me parecía que querían saltar. Accidente que
suele acaecer al pasar por donde hay mucha nieve
y mirarla. Estando sentado con mucho dolor que
creía perder la razón; llegó una india y me dijo:
Padre, ponte esto en los ojos y estarás bien. Era un
trozo de carne fresca y sangrante de vicuña recién
muerta. Y poniéndome esa medicina me aplicó el
dolor, y dentro de muy breve tiempo se me quitó el
dolor de todo, que no lo sentí más.”
En lo que concierne a los medicamentos
de origen vegetal que usaban para tratar
las enfermedades de los ojos, los cronistas
mencionan algunos de ellos. Cobo indica que el
cocimiento de choclla con llantén se empleaba
para “curar las llagas de los ojos” (probablemente
conjuntivitis purulenta o queratitis); que
el cocimiento de la Acana cura “las nubes
(posiblemente cataratas o pterigion); y, que el
cocimiento de una piedra verde que llamaban
Coravari, “quita y gasta las nubes, clarica la vista
y detiene las lágrimas.
(5)
Garcilaso de la Vega, no solo hace referencia al
matecllu si no que lo alaba diciendo que es uno
de los medicamentos más empleado por su
gran ecacia. De esta planta el cronista escribe
lo siguiente: “el zumo echado la primera noche en
los ojos enfermos, y mascada puesta como emplastro
en los párpados y encima una venda para que no se
caiga la yerba, gasta en una noche cualquier nube que
los ojos tengan y mitiga cualquier dolor o accidente
que sientan.
13
Garcilaso reere un caso de
curación efectuado por él mismo empleando
matecllu.Yo se la puse a un muchacho que tenía
el ojo para saltarle del casco; estaba inamado como
un pimiento, sin diferenciarse lo blanco ni prieto del
ojo, sino hecho una carne, y lo tenía ya medio caído
sobre el carrillo, y la primera noche que le puse la
yerba se restituyó el ojo a su lugar, y la segunda
noche quedó del todo sano y bueno.”
El molle también fue utilizado para las
enfermedades de los ojos. El religioso jesuita
Antonio de la Calancha maniesta que la leche
del molle deshace las nubes de los ojos.
14
Es importante mencionar que, a los ciegos
como otros discapacitados, el Estado Incaico
y la sociedad los protegían. Al respecto, el
cronista Guamán Poma de Ayala nos cuenta
que, en Cusco, los gobernantes incas reunían
en un mismo barrio a ciegos, jorobados, mudos
y a los que tenían la nariz hendida (labio
leporino), obligándoles a casarse entre los que
tenían el mismo defecto o malformación con el
objetivo que no se extinguiesen.
13
Respecto al trabajo que desempeñaban los
ciegos, Garcilaso de la Vega anota lo siguiente:
el ocio propio de los ciegos era limpiar el algodón
de la semilla o grano que tiene dentro en sí, y
desgranar el maíz de las mazorcas en que cría.”
13
Finalmente, según el historiador Juan
Lastres el cirujano (sirkak) del antiguo Perú
demostró destreza manual y cierta habilidad
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técnica cuando realizaba sus intervenciones
quirúrgicas.
16
La habilidad de los cirujanos
aborígenes también fue alabada por Roy
Moddie, quien con mucho convencimiento
Rostro de un individuo con blefaroptosis o ptosis
palpebral izquierda. Cerámica nazca – Museo Nacional
de Arqueología, Antropología e Historia (MNAAHP).
armó que “a juzgar por el éxito de sus operaciones,
no existe otra raza que produjera mejores cirujanos
como la peruana.
17
Rostro de un varón con blefaroptosis o ptosis
palpebral izquierda. Cerámica mochica, MNAAHP.
“Chacchador” de coca con blefaritis y ectropión bilateral.
Además, presenta signos de hipertiroidismo o desnutrición.
Cerámica mochica, MNAAHP.
Individuo mochica con conjuntivitis bilateral,
probablemente de etiología gonocócica. Cerámica
mochica, MNAAHP.
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Varón con un tumor en el globo ocular izquierdo.
Cerámica mochica, MNAAHP.
Enfermo de exoftalmos izquierdo y parálisis
facial. Cerámica chimú, MNAAHP.
Individuo con exoftalmos bilateral como
componente del síndrome de Crouzon. Cerámica
mochica, MNAAHP.
Representación de un individuo con exoftalmos.
Cerámica nazca, Collection Janssen.
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Rostro de un individuo quien ha sufrido enucleación
del globo ocular izquierdo. Cerámica mochica –
Museo de Arqueología, Antropología e Historia de la
Universidad Nacional de Trujillo (MAAHUNT).
Rostro de un individuo quien ha sufrido enucleación
del globo ocular derecho. Cerámica mochica – Museo
de Arqueología Rafael Larco Herrera (MARLH).
Rostro de un personaje con anoftalmia derecha.
Cerámica mochica, MNAAHP.
Rostro de un individuo con catarata derecha y
ceguera del ojo izquierdo. Cerámica mochica,
MAAHUNT.
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Personaje con catarata izquierda, ceguera del ojo
derecho y rostro con escaricaciones. Cerámica
Mochica, Museo Arqueológico Cassinelli (MAC).
Personaje con ceguera bilateral y rostro con
escaricaciones. Cerámica mochica, MNAAHP.
Representación de un ciego con escaricaciones.
También presenta edema en la cara, especialmente en el
labio superior. Cerámica mochica, MNAAHP.
Ceramio que representa a un ciego que sostiene con su
mano derecha un recipiente. Cerámica mochica, MAC.
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Representación de un ciego tocando su pomatinya o
tamborcito Cerámica mochica – MNAAHP.
Representación de un ciego tocando su pomatinya o
tamborcito. Cerámica Mochica, MAC.
Varón con el rostro tatuado que presenta ceguera
bilateral producida probablemente por una
conjuntivitis recidivante. Cerámica mochica,
MARLH.
Individuo con ceguera bilateral, ocasionada
posiblemente por conjuntivitis recidivada. Cerámica
mochica, MNAAHP.
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Rostros que representan la evolución de la ceguera en
una misma persona por la edad muy avanzada. Cerámica
mochica, MAC
Hombre que sufrió traumatismo ocular izquierdo con
enucleación del ojo y retracción del parpado inferior.
Cerámica mochica, MNAAHP.
Rostro de un individuo con traumatismo facial.
Obsérvese el gran edema de los párpados superiores,
equimosis en los párpados inferiores (signo del
mapache) y deformación de la nariz. Cerámica
mochica. MNAAHP.
Escena de una madre tuerta dando de lactar a
su hijo. Cerámica mochica. Colección Juan Julio
Rosales Olano.
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Individuo con estrabismo divergente, macrotia y
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Representación de un varón con catarata bilateral.
Cerámica mochica, MARLH.
Ceramio anterior visto de otro perl. Varón con catarata
bilateral. Cerámica mochica, MARLH:
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corrEsPondEncia:
Emiliano Paico Vílchez
epaicov@gmail.com
Fecha de recepción: 11-11-2020.
Fecha de aceptación: 20-01-2021.
Conicto de interés: ninguno, según el autor.
Financiamiento: por el autor.