Acta Herediana vol. 63, N° 1, enero 2020 - junio 2020
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coronel Bolognesi las exigencias de rendición
del jefe chileno. Bolognesi se negó a recibirlo.
No reconoció su carácter de parlamentario
precisamente por ser peruano y lo despidió
visiblemente indignado.
En la página 214 de su estudio sobre Arica,
escribe Gerardo Vargas:
“Cuando Bolognesi intentó hacer explotar
personalmente las minas de Elmore, exclamó:
traición, por no haber dado fuego ninguna de
ellas”. “También ingresó por Azapa en la tarde
del 6, sin ser advertido, el ingeniero Elmore,
enviado por Lagos para inducir a Bolognesi a que
aceptara la capitulación propuesta el día
anterior”.
Tan grave hecho histórico tendría muy
lamentables resonancias futuras. Lo utilizó,
malamente, el poeta José Santos Chocano contra
un hijo de Elmore, el joven intelectual Edwin
Elmore, en una polémica de 1925. Chocano
admirador de las tiranías organizadoras
lamentaba que en el Perú no hubiese habido un
gobierno como el de Juan Manuel de Rosas en
Argentina o de Diego Portales en Chile. Elmore
no estaba de acuerdo con esta forma de pensar.
A pesar de que hubo conversaciones e informes
entre los sobrevivientes, que ponían a salvo
su patriotismo y su comportamiento cívico
y militar, Chocano se atrevió a llamarlo por
teléfono y preguntarle:
- ¿Hablo con Edwin Elmore?
- Sí.
- ¿Con el hijo de Teodoro Elmore?
- Sí señor.
- ¡Ah! el hijo del traidor de Arica.
Debemos recordar lo que escribió Gerardo
Vargas en La batalla de Arica: 7 de junio de 1880
(publicada en 1921):
“Desde el primer día en que el coronel Bolognesi
se hizo cargo de la defensa de la plaza, se dedicó
a mejorar la defensa de ésta; tuvo por
colaboradores entusiastas en esta obra, al
ingeniero Teodoro Elmore”.
Entre Chocano y Elmore estaba anidado el
odio y el destino les tenía un presente trágico,
la ofrenda o regalo que nadie desea.
Elmore, impetuoso (y quizá arrebatado)
no quiso acudir al código del marqués de
Cabriñana, tan presente nombrado por los que
no querían exponerse a nada. Su mejor código
de honor eran sus puños. Chocano, un hombre
maduro en el lindero de la vejez, no aojó.
Limeño con mucha calle, se defendió como
pudo, y sabiendo que tenía todas las de perder,
terminó el problema a balazos.
El diario El Comercio del domingo 1º de
noviembre de 1925, informó largamente sobre el
ataque de Chocano a Edwin Elmore. “Tenemos
el sentimiento de anunciar a nuestros lectores
que el hall principal El Comercio fue teatro ayer
de una lamentable y sangrienta escena, como
consecuencia de la cual se halla gravemente
herido el señor Edwin Elmore”.
Ese día, “minutos antes de las cinco de la
tarde”, se encontraron inesperadamente en
el citado periódico, y cómo entre ambos se
había originado el diálogo al que se ha hecho
referencia, se produjo la violencia.
“El señor Elmore sujetaba de la solapa, con la
mano izquierda, al señor Chocano, mientras
con la derecha le golpeaba el rostro”. El poeta
“logró desasirse de su contendor”, extrajo un
revólver de uno de los bolsillos y disparó.
Elmore cayó y Chocano fue desarmado.
El ocial jefe del cuartel 2º lo condujo a la
comisaría. El revólver era un Smith Wesson
calibre 38. El herido fue internado en el