Acta Herediana vol. 62, N° 1, enero 2020 - junio 2020
Editorial
1 Profesor principal. Facultad de Medicina, UPCH.
El ‘CiEntífiCo loCo En
El imaginario popular
y la rEalidad
The ‘Mad Scientist’ in the popular imaginary and
reality
osCar g. pamo rEyna
1
E
l pasado 8 de febrero nos llegó la noticia
de la prensa ocial china que, luego
de un juicio privado, una corte ad hoc
había sentenciado al cientíco chino He Jiukan
a tres años de prisión por “llevar a cabo, de
manera ilegal, la edición genética de varios
embriones humanos con nes reproductivos”,
a la vez de prohibirle indenidamente realizar
alguna actividad en el área de la salud.
Antes, el 26 de noviembre del 2019, He Jiukan
había sorprendido a la comunidad cientíca,
y al mundo en general, al anunciar que habían
nacido dos gemelas en cuyos embriones había
realizado una modicación genética, mediante
la técnica conocida como CRISPR, para
volverlas inmunes a la infección por el virus
de la inmunodeciencia humana (VIH).(1)
El asombro mundial fue seguido de una
desaprobación tanto de los cientícos y
autoridades chinas como de la internacional,
siendo su proceder calicado de “locura”,
“irresponsable”, “estremecedor e inaceptable”,
entre otras calicaciones similares. Un
envanecido He Jukian respondió que su
método podría curar algunas enfermedades.
En el imaginario popular, estas conductas
fuera del orden establecido nos llevan a la
gura del ‘cientíco loco’ que es un estereotipo
de la narrativa popular y suele ser presentado
como un sujeto malvado o benigno,
psicótico, excéntrico o sencillamente torpe,
siempre despistado, que trabaja a menudo
con tecnología cticia y también real, para
ejecutar sus planes más o menos perversos, y
que no nota la inmoralidad de su arrogancia
de jugar a ser Dios.(2) En dicho imaginario
popular, se le tiene al ‘cientíco loco’ como un
individuo con mandil de trabajo, despeinado,
con lentes y/o los ojos desorbitados, en un
laboratorio lleno de tubos y matraces, de
motores y descargas eléctricas, trabajando de
noche aun durante inclemencias y temporales y
con un servil ayudante jorobado; y, que planea
experimentos de teletransportación, viaje
en el tiempo, creación de vida, resucitación,
creación de seres híbridos, invisibilidad, rayos
de la muerte, bombas de destrucción masiva,
armas biológicas, etc.
Acta Herediana vol. 63, N° 1, enero 2020 - junio 2020
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El estereotipo de ‘cientíco loco’ surgió hacia
nes del siglo XIX, durante la Era Victoriana,
luego del Romanticismo, como una respuesta
a la fascinación por el avance cientíco a la
vez de un temor por la degeneración moral y
material de las personas que podría acarrear
dicho avance. (3)
Desde los tiempos primigenios de la ciencia,
no han faltado quienes han pretendido crear
un ser vivo, o modicarlo, pero no han pasado
más allá de pensarlo o de intentarlo. La
literatura nos da una idea de ese afán humano,
así, Mary Shelley nos presenta al doctor
Víctor Frankestein, en Frankestein o el moderno
Prometeo (1818), quien da vida a un cuerpo
formado de trozos de cadáveres; Goethe, en
Fausto (1832), con el profesor Wagner que crea
un homúnculo en una redoma; o H.G. Wells,
en La Isla del doctor Moreau (1896), donde el
alucinado personaje pretende contradecir la
evolución creando seres híbridos de humanos
y animales mediante grotescos trasplantes
por vivisección. Pero, la realidad excede a la
cción muchas veces, como sucedió con el
desquiciado médico nazi Josef Mengele y sus
experimentos de genética y eugenesia con los
prisioneros, y obsesionado con los gemelos,
durante la Segunda Guerra Mundial.
La preocupación por conciliar la ética con la
investigación cientíca quedó establecida con
la Declaración de Helsinki (1964), promulgada
por la Asociación Médica Mundial, como un
cuerpo de principios éticos que deben guiar a
los que se dedican a la experimentación con
seres humanos. Sin embargo, en las décadas
posteriores, ocurrieron notables violaciones de
dicha declaración.
Desentrañada la naturaleza del ADN, el
desarrollo de la biología molecular hacia nes
del siglo pasado llevó de la experimentación
en embriones a la manipulación del código
genético; y, pronto, de experimentar con seres
vivientes simples se llegó hasta los mamíferos.
En 1984, el cientíco danés Steen Malte
Willadsen hizo quimeras, animales que poseen
un mosaico de células de dos series de ADN
distintas, mezclando células de distintos
embriones e incluso mezclando células de
embriones de diferentes especies, como una
oveja con una cabra, o una oveja con una vaca.
Estas experiencias motivaron al grupo de Ian
Wilmut, en 1996, a clonar una oveja, Dolly, que
fue el primer animal clonado a partir de una
célula adulta. (4)
Después de las experiencias de Willadsen
y Wilmut, era de espera que se manipulen
embriones humanos, lo que llevó a que
se recurran a consideraciones éticas que
terminaron en el Convenio de Oviedo.
El 4 de abril de 1997 se rmó el convenio
para la protección de los derechos humanos
y la dignidad del ser humano con respecto a
las aplicaciones de la biología y la medicina,
conocido como el Convenio de Oviedo, en que
28 países rmantes se adhirieron a la prohibición
de modicar genéticamente el genoma humano
tal que se exprese en la descendencia. Si bien es
cierto que muchos países no han rmado dicho
convenio, este sigue vigente.
Por otro lado, aun se considera a la técnica de
edición genética CRISPR como imperfecta. Por
tanto, el singular accionar de He Jiukan fue una
abierta violación a la ética de la experimentación
con el genoma humano.
La descripción física de los cientícos
modernos que han hecho y hacen locuras no
coincide con el estereotipo de ‘cientíco loco’
pero sí podemos armar que tienen en común
una personalidad ambiciosa de fama, dinero
y poder, sin ética y de confrontación con la
sociedad.
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Posiblemente, en un futuro no muy lejano, en la
medida en que se perfeccionen las técnicas de
edición genética, se permitirá la modicación
del genoma humano para corregir alguna
anomalía que produzca discapacidad o muerte.
Mientras, prevalece el consenso de no hacerlo.
La legislación sobre la experimentación con
el genoma humano tiene algunos vacíos,
especialmente cuando se llega a aquel estado
de considerar que las moléculas tienen
vida o expresan vida, o son, simplemente,
inorgánicas. ¿Hasta qué punto se podría aplicar
los principios de la bioética a nivel molecular?
Volviendo a He Jukian, este puede armar
que obró por “hacer el bien”, principio de
benecencia, pero nada asegura que no haya
modicado adversamente otras secciones
del genoma, violando el principio de no-
malecencia. Los principios de autonomía y
justicia no son aplicables cuando se trabaja a
nivel de biología molecular pero prevalece el
de no-maleciencia sobre el de benecencia.
En conclusión, en la experimentación con el
material genético humano, el principio de
primum non nocere sigue siendo válido y la
comunidad cientíca internacional está atenta
con su cumplimiento, en especial con aquellos
cuya conducta alimenta la existencia del
concepto de ‘cientíco loco’ en el imaginario
popular.
rEfErEnCias BiBliográfiCas
1. Santirso J y Domínguez N. Condenado a tres años de cárcel el
cientíco chino que creó los primeros bebés modicados
genéticamente. El País, 8 de febrero de 2020. URL disponible
en: https://elpais.com/elpais/2019/12/30/ciencia/1577710
962_002091.html
2. Cientíco loco. URL disponible en: https://es.wikipedia.org/
wiki/Cient%C3%ADco_loco
3. Snodgrass, Mary Ellen. Encyclopedia of Gothic Literature. New
York: Facts on File, 2005. Extracto en: Glossary of the Gotic: mad
scientist. URL disponible en: https://epublications.marquette.
edu/gothic_madscientist/
4. Kolata, Gina. El genio iconoclasta de la clonación. El País,
17 de junio de 1997. URL disponible en: https://elpais.com/
diario/1997/06/17/sociedad/866498408_850215.html