Acta Herediana vol. 62, N° 2, julio 2019 - diciembre 2019
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mi esposa. Mi nombre completo consta de 8
sílabas.
Cuando llegué al mundo, mi Villa natal contaba
con 8 calles de este a oeste y 8 de norte a sur. Las
primeras eran More, Inclán, Carlos de los Heros,
Bolognesi, Grau, O’Donovan, Salaverry y Elías
Aguirre (donde nací). Las otras, Sepúlveda,
Diego Ferré, Leoncio Prado, Ladislao Espinar,
Alfonso Ugarte, Jorge Chávez, San Martín y
José Gálvez.
En las páginas que siguen, el amable lector podrá
darsecuentafácilmentedecómomiexistenciase
ha desarrollado en períodos bien denidos, de
8 años cada uno, sin que yo los hubiera calculado,
previsto o deseado. (p. 7)
La estructura y organización del texto,
efectivamente, se distribuye a lo largo de
ocho capítulos, cada uno de los cuales, con
excepción del último, que es el más extenso,
comprende, a su vez, ocho temas especícos.
La mayor parte de los títulos no son directos,
declarativos o transparentes, sino más bien
sugerentes, emotivos, plásticos y metafóricos:
La semilla en el surco, Riegos y cultivos del vástago,
Elfrutoensazón,Elpolenamerceddelviento,Los
renuevos del arbusto, Los afanes del horticultor,
RealizaciónvocacionalyLacesantía.
Cada capítulo, a su vez, con excepción del
último, que es el más extenso, está compuesto
de ocho temas especícos. Citamos como
ejemplo el capítulo IV. El polen a merced del
viento, cuyo contenido se desarrolla a través de
los siguientes puntos: El internado; En busca de
mis destinos; Un año crucial y maravilloso: 1959;
Mi primer empleo médico; Mi ingreso al Ministerio
de Salud; Mis pininos teatrales; Mis tres hijos
chimbotanos; Mi labor médica en Chimbote; y,
Dramaturgo y Director de Club teatral.
Con gran capacidad de evocación, nostalgia y
también recreación y recuperación del tiempo
y la memoria; con una prosa límpida y tersa;
con un lenguaje declarativo y sencillo; con un
estilo coloquial y con un sentido armativo de
la vida, el escritor nos ofrece un vivo recuento
y recorrido de su vida en el pintoresco pueblo
de Moche, su tierra natal y también tierra de
sus ancestros; sus correrías por el pueblo y la
campiña; sus estudios primarios allí mismo, en
su pueblo natal; los secundarios, en el Colegio
Nacional San Juan y los universitarios en la
Facultad de Medicina de San Fernando.
En lo que se reere al contenido, una frondosa
galería de sus amigos, compañeros de barrio,
de las aulas, de sus maestros; sus inquietudes
culturales, artísticas, sociales y deportivas; sus
escarceos enamoradizos; su plenitud familiar
y conyugal; la vida pletórica en su hogar y
el recuento cariñoso de su descendencia que
menciona con orgullo y amor.
También el importante libro nos muestra un
recorrido intenso del autor en su desempeño
profesional desde los comienzos tentativos
y difíciles hasta su armación por la antigua
Hacienda San Jacinto, Chimbote y Trujillo. Una
vida matizada, combinada y enriquecida con
los continuos hechos sociales y culturales, las
aciones por el baile y la música; las anécdotas
y diversiones; los viajes turísticos por diversos
lugares de nuestra patria, como el Callejón
de Huaylas y Machu Picchu; pero, también el
dolor y la tragedia, la proyección social y la
solidaridad brotadas, de manera especial, a
raíz del terrible terremoto de 1970, que lo vivió
precisamente en el propio puerto chimbotano.
Habiendo vivido la hecatombe del terrible
movimiento sísmico en el propio núcleo de la
zona devastada, ofrece su propio testimonio:
“Aquel día había salido yo de vacaciones en el
Centro de Salud. El domingo 31 de mayo
amanecióconcieloclaroydespejado.EnMéxico
iba a iniciarse el Campeonato Mundial de
Fútbol y Perú participaba en el primer partido,
elinaugural.EnlaurbanizaciónBuenosAires