Acta Herediana vol. 62, N° 1, enero 2019 - junio 2019
111
E
n el presente trabajo se busca evidenciar
cómo en la literatura se ha representado
con tanta precisión un tipo de neurosis
como lo es la histeria.
Para tal n se utilizan, básicamente, dos
fuentes bibliográcas: el libro El dolor de la
histeria de Juan David Nasio (2005), como
sustento teórico, y La tía Tula, obra de Miguel
de Unamuno (escrita en 1907 y publicada en
1921), como texto de aplicación de la teoría
psiconalítica. Cabe destacar la relevancia de
ambas fuentes: en la obra de Nasio se suma a
los aportes de Freud y Lacan un quinto tipo de
identicación: la identicación con el útero; en
la obra de Unamuno, el personaje principal de
la novela, Gertrudis (Tula), congura de forma
explícita el prototipo de una mujer histérica.
De acuerdo con Nasio (2005), hay un rasgo
que congura sin excepción a los histéricos
y que —como se comprueba en el presente
estudio— también se destaca en Tula: la
insatisfacción permanente que la acompaña
y que ella se empeña en mantener a lo largo
de su vida. Tula y su hermana, Rosa, son dos
jóvenes huérfanas, casaderas, que viven con su
tío materno, Primitivo, un sacerdote. Primitivo
dice tenerle «miedo» a Tula, el mismo temor
que le tuvo a su madre, la abuela de Tula, y a
su hermana, la madre de Tula. En el camino
de las hermanas se cruza Ramiro, un joven
que, en un primer momento, se siente atraído
por Rosa; pero, que, nalmente, se enamora
de Tula. Ésta, a pesar de sentirse atraída por
Ramiro, hace todo lo posible hasta conseguir
que éste se case con Rosa, y no sólo eso, sino
que también incentiva a su hermana a que
le dé varios hijos, a los cuales la misma Tula
les pone nombre. Al nacer el tercer hijo de
la pareja, muere Rosa, y Tula pasa a hacerse
cargo de sus tres sobrinos. Mientras tanto,
Ramiro, ya libre, intenta acercarse a Tula; pero
ésta lo rechaza duramente, al punto de que le
insinúa que «se distraiga» fuera de casa. Ante
esta situación, angustiante para Tula, ya que
en esas circunstancias se hace posible el unirse
con Ramiro, ella le pide un plazo de un año
para pensar en la posibilidad de casarse con él,
lo cual implica que Ramiro no deberá hacerle
insinuaciones de ninguna índole; sin embargo,
las actitudes de indeferencia y de rechazo
que muestra Tula empujan a Ramiro a buscar
consuelo para sus penas en los brazos de la
sirvienta de su casa. Tula descubre lo que está
pasando cuando Manuela, la criada, a quien
llamaban «la hospiciana», ya está esperando
un hijo de Ramiro; así que Tula aprovecha la
circunstancia para librarse una vez más de su
cuñado: lo obliga a casarse con la joven que,
además de ser huérfana, es tísica. Enferma
como estaba, la hospiciana tiene dos hijos y
contagia su mal a Ramiro, quien muere en los
brazos de Tula luego de reprocharle el que lo
hubiera casado con Rosa y con Manuela. Al
poco tiempo de dar a luz a su segundo hijo,
muere «la hospiciana», con lo que el niño
recién nacido pasa a ser el quinto hijo de quien
también se hará cargo Tula. Finalmente, Tula
termina culpándose de las muertes de Rosa,
de Ramiro y de Manuela. Ésta es, en rasgos
generales, la trama de la novela.
A medida que se plantean los supuestos
teóricos puede observarse cómo Tula evita
la posibilidad de acceder al goce de la unión
carnal, pues no sólo lo impide por todos los
medios con Ramiro, sino también con el primo
de éste y con el médico que después de la
muerte de su cuñado frecuenta su casa. Este
miedo constante ante la posibilidad del goce
sexual y su consecuente evasiva hacen que la
vida de Tula discurra en medio de la tristeza y
la permanente insatisfacción, y sólo se podría
decir que ella «goza», a su modo, a través
de las uniones de su hermana Rosa y de «la
hospiciana» con Ramiro: goza de la unión de
ambas parejas, goza del fruto que son los hijos
a quienes, en su fantasma, ella percibe como